Joe Biden y los desaires de la 4T
El poder de la pluma
Con el triunfo del demócrata Joe Biden en las elecciones en Estados Unidos los escenarios previsibles sobre cuál será la nueva política bilateral aún son un misterio. Tras las felicitaciones que múltiples jefes de Estado le han hecho al nuevo mandatario estadounidense, el gobierno mexicano reaccionó titubeante y sin ocultar la sorpresa por la derrota de Donald Trump, quien de forma abierta era el gallo de la cuatroté.
La diplomacia mexicana está en llamas con lo que sin duda será una operación complicada para recomponer -de la mejor manera posible- las relaciones con el ala política norteamericana a la que se le hizo el feo durante los últimos meses y que ahora, paradójicamente, comandará los destinos de la poderosa nación.
¿Fue un error no haberse reunido con Biden? ¿Perdonarán los demócratas el desaire del gobierno de López Obrador? ¿De qué tamaño serán las consecuencias por la fallida apuesta que avalaron Marcelo Ebrard, Martha Bárcenas y Juan Ramón de la Fuente, entre otros? Pronto lo sabremos.
El resultado de las elecciones en los Estados Unidos fue, sin duda, una estocada al corazón de la estrategia obradorista. Con Donald Trump siempre hubo un juego político del que ambos se servían para sacar raja, atacar a sus adversarios y posicionar la agenda de su preferencia.
La derrota del magnate también es un desatino para los regímenes populistas del mundo, pues representa la afrenta de los ciudadanos a las mentiras y la desinformación promovidas desde el poder. Estamos ante lo que pudiera ser la primera ficha de dominó que desencadenará cambios políticos en distintas partes del planeta.
México no será la excepción, pues, aunque lo nieguen, lo que pasa con el vecino del norte afecta, y mucho, a todos los que están hacia abajo del Río Bravo. Es previsible un viraje profundo en postulados del T-MEC, que eche abajo banderas trumpistas y dé mayor impulso a los postulados del nuevo gobierno.
También estamos en la antesala de lo que será un impulso sin precedentes al cuidado del medio ambiente y la puesta en marcha de políticas públicas que enaltezcan la sustentabilidad y la eficiencia energética. Esto último, claramente en contraposición con la pelea que AMLO sostiene en contra de las energías limpias.
Para el gobierno de México hay un antes y un después a raíz de lo acontecido en las elecciones de EEUU. Se acabó el peligroso aliado que usó a AMLO y se dejó usar por éste para incrementar su influencia en la población. La polarización que se alentó desde la Casa Blanca terminó por arrebatarle la Presidencia al candidato republicano.
El ejemplo de la elección norteamericana deberá tomarse con atención por parte de otros gobiernos que siguen el canto de las sirenas del populismo. Fuimos testigos de cómo el templete bravucón y simplista que tanto atrae a los dictadores de buró es un arma de doble filo del que no los salva ni el pueblo bueno. Se sugiere poner sus barbas a remojar.