Tabasco sin edén
El poder de la pluma
Tabasco está inundado como también lo está la aceptación del presidente López Obrador. Con el agua hasta el cuello, el gobierno no sabe a quién echarle la culpa del desastre, pues, a donde miren, los responsables son figuras claramente identificadas dentro del gabinete.
Al viejo estilo de “yo no sé, fueron los otros”, la administración obradorista sacó del cajón de los recuerdos todas las anécdotas sobre lo que han sido las históricas anegaciones en la entidad de la que, por cierto, es oriundo el primer mandatario.
La justificación simplista es que eso siempre ha sido así, que cada año es igual y que “hay que estar preparados”, lo que sea que eso signifique para miles de familias que con tristeza y desesperación ven frente a ellos más agua que tierra. ¿Dónde quedó la renovada esperanza que tenían en el “presidente del pueblo”, quién además nació en Tabasco?
Incluso, las imágenes de los recorridos que hicieron durante sus mandatos, en esas mismas zonas afectadas, los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto distan mucho de la forma en la que reaccionó la administración actual. Metidos con el agua hasta la cintura, tanto el panista como el priista supervisaron de primera mano los trabajos en la zona, que, por cierto, hace mucho y por muy distintas causas, está lejos de ser un edén.
Se ha dicho hasta el cansancio que los efectos del cambio climático son reales y se irán incrementando conforme pasen los años. Mientras tanto, el gobierno de México califica de “sofisma” el uso de energía limpias, que buscan disminuir el impacto del hombre en el medio ambiente y contribuir a reducir las afectaciones en la población, entre las que se encuentran inundaciones cada vez más intensas y frecuentes.
Acompañado por el gobernador del estado, el presidente López Obrador sobrevoló en helicóptero las zonas de emergencia en Tabasco. Desde las alturas echó un vistazo al terrible problema que acabó con el patrimonio de miles de sus paisanos. Las críticas no se hicieron esperar, ya que la población pedía una respuesta más ad hoc con la campaña a ras de piso que el residente siempre hizo, pero no fue así.
Después de un mal control de daños, la imagen del Ejecutivo se vio de nueva cuenta manchada por la segunda intervención en la zona, ahora a bordo de un vehículo militar tipo Humvee. “Vine a ayudar, no a tomarme la foto”, dijo el presidente; pues qué bueno que no iba por la foto, porque quedó muy claro que no fue la mejor gráfica para el político al que más esperanza le tenían sus paisanos.
Y para rematar sobre el tema, la directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Blanca Elena Jiménez, nos regaló una joya con sus declaraciones. En una entrevista dijo a los pobladores de Tabasco, sin pena y como broma de mal gusto, que “como diría la gente del medio: aquí les tocó vivir”.
Después de la respuesta que dio el ámbito federal a Tabasco surgen muchas dudas sobre si pudieron hacerse mejor las cosas. Estar conscientes de que es un problema cíclico claro que ayuda para plantear mejor la respuesta, pero también ayudaría dejar de culpar al pasado.