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Decir que no a todo no es ser oposición, ni tampoco lo es instalarse como adorno en la acera de enfrente aparentando llevarle la contraria al gobierno. Ante ello, no cabe duda que México necesita de partidos responsables que saquen el pecho en momentos difíciles como los que acontecen.

Se intentaron crear nuevas expresiones políticas y es de sobra sabido que una decisión de Estado frenó a los opositores reales y dejó pasar a las comparsas que acompañarán a la orquesta de Morena en este 2021. Usted ya ha visto el bombardeo de mensajes en los medios, encadenados uno a uno desfilan los spots. Acaso, ¿ve algo diferente que le haga decir “por éste claro que sí voto”?

Uno de los principales problemas radica en el sentido social que ha perdido la política, cuando se deja a un lado el valor del servicio a cambio del acomodo y las prebendas; cuando se olvidan de ser escuelas de ciudadanía para convertirse en antros para los cuates y compadres.

Después de lo que pasó en 2018, hay muestras de que los grandes partidos no han aprendido nada. El knockout que les propinó López Obrador los dejó en la lona por más de dos años y después todo sigue igual, las propuestas son las mismas, las maniobras no cambian y, para colmo, se envuelven en la misma bandera que una y otra vez ha demostrado ser un fracaso.

Al respecto, se habla mucho de los “impresentables”, esos personajes fantasmales de la política rancia y perversa que regresan de cuando en cuando a olfatear nuevos cargos de elección. Sin sorpresas, de estos últimos hay en todos los partidos; bien dicen que si quieres que las cosas resulten distintas tienes que empezar por cambiar cómo las haces.

Las circunstancias obligaron a una gran alianza opositora, un ejercicio que si se queda sólo en la suma aritmética está destinado a perecer. Sin embargo, hay forma de que la unión de voluntades alcance el objetivo máximo deseable: construir un fuerte bloque que desde el Congreso sirva para defender a los mexicanos ante decisiones arbitrarias y que atentan contra el desarrollo nacional. Aún estamos a tiempo para lograrlo, de eso no hay duda, lo que falta es decisión y compromiso.

Lo que se juega en este 2021 es de interés para todos, para el gobierno porque de perder la mayoría en la Cámara de Diputados se pone en riesgo la continuidad de la estrategia del inquilino de Palacio Nacional; y, para la oposición, porque sin una verdadera fuerza legislativa se fortalecerán aún más los sistemas de apoyo clientelar que tras los comicios de este año apuntarán todo a la Presidencial de 2024.

¿Quiénes deberían ser los candidatos de la oposición? Justamente en eso debiera radicar la renovación de la política mexicana, en dar cabida, en primera, a ciudadanas y ciudadanos de bien que con honestidad probada puedan representar a sus distritos en la máxima tribuna del país. Si los partidos no entienden que las cosas han cambiado y que para sacar a Morena se necesita algo más que la estridencia del “no”, seguirán caminando por la senda equivocada.

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