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Las candidaturas son tan endebles que el soplido de un escándalo las puede descarrilar y si no lo creen, pregúntenle a Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard. Así como siempre hay un tweet, también están las obras y licitaciones chocarreras que vienen del pasado para quitarle el sueño a los suspirantes. Del plato a la boca se cae la sopa, al igual que de brinco en brinco los chapulines, tarde o temprano, terminan por tropezar.

Lo que aconteció hace unas semanas con la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México puede convertirse en el clavo que termina por sellar el ataúd electoral de varios que ansían la silla presidencial.

Ante la desgracia, los ciudadanos buscan respuestas y culpables; mientras el silencio prevalezca, los costos para el gobierno serán cada vez mayores.

Ante tal escenario, en Palacio Nacional ya están circulando sobre los escritorios los que pudieran ser planes de emergencia para salir del embrollo, pues no es cosa menor que dos de los niños consentidos de la cuatroté tuvieran una estrepitosa caída en las preferencias tras el accidente donde murieron 26 personas y más de 80 resultaron lesionadas.

Marcelo dice ser el bueno para relevar al Presidente. No olvidemos que si alguien ha sido disciplinado con el tabasqueño es el ahora Secretario de Relaciones Exteriores.

La obediencia y el olfato político, lo han sostenido por muchos años dentro del primer círculo de López Obrador. Apagafuegos por naturaleza, entra y sale de los medios solo cuando es necesario, y sobre todo cuando el Patrón lo requiere.

En la otra esquina está Claudia, quien goza, como muy pocos en el gobierno, de una alta estima por parte del Ejecutivo.

Es bienvenida siempre y con la mano en la cintura puede pedir lo que sea al gabinete, todos saben que a ella el Jefe no le niega nada. Con un perfil académico más que político no ha escapado de las crisis, apuntalada se niega a caer, lástima que esa decisión no le corresponda.

Y desde la órbita siguiente observan los que pueden verse beneficiados por los problemas actuales. Ricardo Monreal y su juego a diez bandas, aquel que cree que lo controla todo pero, al mismo tiempo, la vida le ha mostrado que hay quienes nacen para ocupar siempre los segundos o terceros lugares.

En el gabinete hay muchos que detrás de la tranca dicen en voz baja que sí quieren, pero están a la espera de lo que pase el 06 de junio. Durazo, a quien es muy probable que la elección de Sonora sepulte sus vuelos; y Sánchez Cordero, que se ha convertido en la titular más gris que haya tenido Segob en el México moderno. Por ahí, perdida, Luisa María Alcalde de la Secretaría del Trabajo y Mario Delgado, líder de Morena y a quien, por cierto, también salpican las controversiales obras de la Línea 12.

Como dicen, está flaca la caballada, y más ahora que los punteros se atoraron en el fango.

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