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Bien dicen que a río revuelto ganancia de pescadores y en aguas polarizadas como las que hay en México, los oportunistas ya afilan el colmillo para sacar raja a costa del partido en el poder. Algunos fueron amigos de ocasión, otros herederos del gatopardismo hipócrita de siempre y, los más, nuevos arribistas en un sistema autoritario y presidencialista que vuelve a escena.

El registro como partidos que les regaló el Tribunal Electoral a las organizaciones Encuentro Social, Redes Sociales Progresistas y Fuerza Social por México, abrió la puerta a viejos liderazgos que tienen, por decir lo menos, dudosa procedencia ética. También, vía libre a diversos colectivos que atentan contra el Estado laico y pretenden incidir con una agenda cristiano-evangélica desde el Congreso de la Unión.

En 2021, estarán en la palestra múltiples satélites girando alrededor del sol que representa para ellos el partido Morena. Obtuvieron de López Obrador la energía para entrar al juego y ahora, ya en plena operación política, cada uno da muestras claras de padecer algunos delirios, pues suponen que serán segunda fuerza o lograrán amalgamar propuestas diferentes o de contrapeso. ¡Por Dios, vaya que se mordieron la lengua!

Por ahí también anda el Partido Verde, con la comicidad que representa y el oportunismo latente tatuado en sus siglas. Pretende amagar a la dirigencia que encabeza Mario Delgado para defender los cotos de algunos de sus liderazgos en estados estratégicos para ellos. El güero Velasco incluso ya lo dijo con todas sus letras: Morena no es nada sin AMLO.

Y tal vez, el ex gobernador de Chiapas tenga razón, lo sabremos en unos meses cuando llegue la intermedia. Recordemos que a base de fuerza, la Presidencia de la República pretendió meter la cuchara en las boletas del próximo año, mediante el atropello constitucional que representa la consulta popular para juzgar a los expresidentes.

Al final, no lograron que fuera en el día de la elección, y no gracias a la intervención del Poder Judicial, que le ha regalado alfombra y caravana al inquilino de Palacio Nacional, sino al desaseo, por no decirle de otra forma, de los legisladores de Morena, quienes tuvieron que echar reversa cuando cayeron en cuenta que al impulsar el juicio al pasado se llevaban entre las patas la difusión de las mañaneras de su jefe.

Para completar el show, estarán otros como el Partido del Trabajo y sus millonarios negocios en los Cendis. El partido más salinista jugando de forma abierta en el bando obradorista. Una fuerza política que ha sobrevivido porque ha servido, ocupando su talento para agachar la cabeza y cobrando caro los favores.

El variopinto abanico que forman los “amigos” de Morena es muestra de la descomposición del sistema de partidos, donde la prevalencia de franquicias familiares y corporativas afines al régimen entorpecen la libre participación ciudadana al no contar con organizaciones éticas, honestas y responsables.

Será hasta 2025 cuando se puedan constituir nuevos partidos nacionales, eso si los enemigos de la democracia no hacen alguna argucia legal para meter más candados para boicotear este derecho de los mexicanos.

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