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Las epidemias que llegaron a regiones indígenas de México diezmaron a sus pobladores; ahora, con el Covid-19, gobiernos y servicios de salud deben tomar medidas urgentes, de lo contrario se podrían generar disturbios sociales, un gran número de contagios y un significativo número de muertes.

El riesgo de propagación es inminente y las poblaciones rurales e indígenas, como los 800 mil mayas que habitan la península, no están preparadas para enfrentar la epidemia debido a la limitada oferta de servicios de salud (infraestructura, insumos médicos y recursos humanos y financieros); en especial las comunidades más alejadas de los centros urbanos.

El Covid-19 afecta de manera especial a las personas de edad avanzada, que son las más sensibles a sufrir complicaciones y morir, y con ello, el riesgo de que desaparezcan saberes ancestrales salvaguardados y transmitidos por ellos. A este escenario habría que agregar que en la península hay una alta prevalencia de desnutrición y enfermedades crónico-degenerativas a las que ahora se suma la obesidad, lo que hace a las personas más vulnerables.

Aunque a falta de un indicador étnico, es difícil especificar una relación entre dichas enfermedades y la población maya, la ESANUT 2018 señala que, en la península, la obesidad supera la media nacional (14.6%) en los tres estados: Yucatán (19.1%), Campeche (19.3%) y Quintana Roo (22.8%). La hipertensión también supera la media (18.4%) en Yucatán (21.7%), y Campeche (26.1%), Quintana Roo está por debajo (13.3). En cuanto a la diabetes, Yucatán (10.7%) y Campeche (14.0%) superan la media nacional (10.3%), Quintana Roo reporta un 7.4%; aunque el incremento de diabetes e hipertensión, sus complicaciones y su letalidad han ido en aumento en zonas mayas en las últimas décadas.

Hasta el 12 de abril, el sector salud había contabilizado en la península 338 personas contagiadas con Covid-19, 79 hospitalizadas y 28 fallecidas. SEs muy difícil saber cuántos casos corresponden a poblaciones indígenas. Ante este panorama, es preciso adoptar medidas urgentes, pero sobre todo diferenciadas, es decir, informar oportuna, adecuada y culturalmente a la población maya, pues existe un desconocimiento de la enfermedad: sus síntomas, diagnóstico, prevención y tratamiento.

Si bien se han creado materiales audiovisuales de prevención en lengua maya, que siguen recomendaciones emitidas por las autoridades de salud, el reto ahora es cómo hacérselas llegar a las comunidades. Al respecto, los promotores, cuidadores y terapeutas locales podrían ofrecer asesoría y distribuir cubrebocas, guantes y desinfectantes, entre otros. Y vigilar el retorno de inmigrantes de Cancún, la Riviera Maya y los EU a sus comunidades de origen que no guardan cuarentenas preventivas para proteger la salud de sus familias.

La FAO señala que todas las medidas o intervenciones que afecten a pueblos indígenas deben tener “su consentimiento, libre, previo e informado”, y respetarse la voluntad de no permanecer en aislamiento, derivada, por ejemplo, de la necesidad de desplazo a sus centros de trabajo.

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