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Un ciudadano mal informado no puede tomar decisiones adecuadas, sobre todo si esas decisiones tienen que ver con el buen manejo de su familia, de la comunidad, de ahí la importancia que tienen los medios de comunicación para dar a conocer las noticias.

Desde tiempos pretéritos, la ciudadanía recurre a quienes les dicen la verdad, llana y absoluta, sin sesgos, y por lo mismo han tenido que diferenciar a los buenos de los malos comunicadores. Así fueron naciendo los periodistas, primero los juglares, luego la caricatura, los panfletos y muchos otros medios de comunicación, hasta nuestros días.

Y desde siempre se han dado las agresiones en contra de los informadores. La historia está plagada de valientes comunicadores que dieron su vida en busca de la verdad.

En nuestros tiempos actuales la labor informativa está reglamentada, no solo para proteger a los informadores o periodistas, sino para evitar, que en algunos casos, éstos pudieran cometer excesos que los llevaran a violentar derechos de los demás. No se vale, con intención o sin ella, difamar, denostar o hacer cualquier otra cosa que vulnere la deontología periodística y el noble ejercicio de esa labor.

El respeto hacia los demás es indispensable. Si se mancha el honor de alguien, recuerden, hay otras personas involucradas, hijos, familia etc., que no se merecen ese trato injusto y por tanto condenable.

El pasado 20 de mayo, por medios de comunicación y redes sociales, me enteré de la detención de tres integrantes del medio informativo “Tu espacio del sureste” por agentes policiales del municipio de Umán. Inmediatamente iniciamos una queja de oficio y emitimos una medida cautelar para proteger los derechos humanos de los informadores, que fueron liberados.

Seguiremos con el procedimiento de queja conforme a nuestra normatividad. No debemos de olvidar que, en la violación de las prerrogativas humanas, son las autoridades, de cualquier nivel, quienes pueden cometer esa falta y que no deben de tratar de “desfacer entuertos”, si éstos existieran, mediante el abuso de autoridad o el quebrantamiento de las leyes que como funcionarios públicos están obligados no solo a respetar, sino a defender.

Si algún servidor público se considera afectado por alguna información, recuerde que hay leyes que lo protegen.

Mi reconocimiento a las y los valientes informadores que se desenvuelven con ética y respeto hacia los demás.

Vivimos en un Estado de Derecho, la Codhey pide a las autoridades, de todos los órdenes de gobierno, garantizar el derecho humano a la libertad de expresión, así como el ejercicio periodístico de los comunicadores con ética en la entidad.

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