Unámonos en amistad para vencer a los antivalores que lastiman a la humanidad
El poder de la pluma
Julio nos trae hoy un par de efemérides que nos mueven a la reflexión de manera profunda: Día Mundial contra la Trata de Personas y Día Internacional de la Amistad.
Polos opuestos, indiscutiblemente, que al final de cuentas pueden complementarse para evitar males que aterrorizan de solo pensar que alguno de nuestros seres amados pueda ser víctima del delito de trata de personas, en el que no hay límite ni para géneros ni para edades, ya que niños y niñas son separados brutalmente de sus progenitores o bien para dedicarlos a la mendicidad o para extraerles los órganos, en un comercio que supera los excesos vertidos en las novelas del género del terror.
Mujeres y hombres privadas y privados de su libertad para usarlos en el comercio sexual o para los trabajos forzados, sin que las personas adultas mayores puedan escapar de las manos de los delincuentes que así han devenido en la moderna esclavitud del siglo XXI.
El informe mundial 2018 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) sobre la trata de personas señala que este delito se ha duplicado en los países que se ven afectados por este flagelo. Por ese motivo se ha adoptado un Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas, en un esfuerzo que tienen que hacer de manera conjunta los gobiernos y desde luego las sociedades del mundo entero.
Al mismo tiempo, no se debe perder la fe en que con esfuerzo conjunto y retornando al imperio de los valores por encima de los antivalores, la humanidad tiene mucha tarea por delante para no caer en las conductas desviadas del bien, que convierten a nuestra sociedad en campo fértil para seguir abonando el dominio de la maldad en grado sumo: la protervia.
Y para eso hemos de reflexionar respecto a la amistad, cuyo Día Internacional se conmemora hoy martes.
De la amistad nos dice el lexicón: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
Pienso, con todo respeto, que la amistad es superior a la hermandad, porque de hermano solo sabemos, según su definición, que es persona o animal que tiene en común con otra el mismo padre y la misma madre, o solo uno de ellos. La pregunta obligada es: ¿Cuántos hermanos o hermanas son buenos amigos o amigas?
Difundamos y hagámosle honor al verbo amistar: Unir en amistad. O reconciliar a los enemistados y necesariamente haremos realidad el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.