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Ayer lunes, como cada primer lunes del mes de octubre, se conmemoró el Día Mundial del Hábitat, que es un esfuerzo de ONU-Hábitat para hacer conciencia sobre la importancia del cuidado del medio y minimizar en lo posible la contaminación del ambiente.

Cuando la humanidad lucha para salir victoriosa de la terrible amenaza de la pandemia ocasionada por el Covid-19, se acentúa la necesidad de que los seres humanos puedan vivir en un entorno salubre, libre de agentes infecciosos y consecuentemente de enfermedades, de ahí la cabal importancia del cuidado del medio.

En este contexto es necesario señalar que el Plan Estratégico 2020-2023 de ONU-Hábitat tiene un fuerte enfoque en la gestión sostenible de residuos, mediante el refuerzo de las agendas globales para mejorar la gestión de los deshechos.

Los dominios de cambio que se contemplan son: menor desigualdad espacial y pobreza; mayor prosperidad compartida; mejor ambiente urbano y acción climática, y prevención y respuesta efectiva a las crisis urbanas.

El Plan Estratégico tiene como eje central la tecnología de vanguardia e innovación urbana para ciudades sostenibles, seguras, resilientes e inteligentes. Responsabilidad que deben compartir gobernantes y gobernados.

No solamente los gobiernos de todos los países que conforman la ONU se comprometen con la innovación y las tecnologías de vanguardia para hacer frente al problema mundial de la contaminación, sino que las sociedades de todas las naciones deben de participar más activamente para lograr uno de los fines, que es considerar la gestión sostenible de residuos, como parte de la solución para lograr menos pobreza.

La salud del mundo hará llegar a la ciudadanía universal un mejor entorno y consecuentemente más agua y mejor calidad de la misma para el consumo humano, energía no contaminante y a la mano para todas las poblaciones y sus habitantes, etc.

Mediante la disminución de la contaminación ambiental se lograría reducir el calentamiento global que tanto daño hace en los cambios climáticos y por tanto habría una sensible reducción en las catástrofes derivadas de esos cambios.

Vivir en un ambiente sano es un apoyo indiscutible para que la ciudadanía disfrute de mejor salud, pero para lograr eso se requiere del apoyo, la cooperación de todas y de todos los seres humanos de bien y trabajar hombro con hombro para lograr un mejor medio.

Conservar nuestra vida sana en un ambiente sano, amigable, es el camino para tener más y mejores derechos humanos, porque si no tuviésemos vida no habría derechos humanos.

Recuerda que puedes decidir cómo vives, pero no puedes decidir cómo vivirán los demás.

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