Resiliencia, para retomar el camino al progreso

Miguel Óscar Sabido Santana: Resiliencia, para retomar el camino al progreso

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Los imponderables han de estar presentes en la vida de una persona, un pueblo, una nación, el mundo. Como estuvieron presentes por segundo año consecutivo en esta conmemoración del aniversario 211 del “Grito de Independencia”, y del aniversario 200 de nuestra independencia nacional.

Imponderables, circunstancias imprevisibles cuyas consecuencias no pueden estimarse, preverse.

El Covid-19 es el imponderable que obligó a la humanidad a modificar en gran medida su forma de subsistencia, las maneras de interactuar en la familia, en la sociedad y entre los pueblos mismos que han tenido que poner a prueba su capacidad de resiliencia, que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. En la segunda acepción la resiliencia es definida como la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.

El pueblo mexicano no olvida que el 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla inició a la lucha de independencia en Dolores, Hidalgo, al llamar al pueblo a la rebelión. Con la entrada del Ejército Trigarante a la capital del país, el 27 de septiembre de 1821, se consumó nuestra independencia como nación, hace ya 200 años, sin que el fervor patrio haya decrecido, pese al coronavirus.

Esto lo digo porque ante las medidas de protección para evitar el avance de la pandemia en México, la tradicional ceremonia del “grito”, sufrió modificaciones, que son del dominio público, sin que el amor patrio decrezca. Quienes tuvieron la oportunidad siguieron las ceremonias en sus televisores, otros, por la radio y algunos más, por la magia de internet que tanto nos ha ayudado en la tarea educadora del país, para no suspender del todo la enseñanza de las y los jóvenes.

En la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán también hemos recurrido a la magia de las redes sociales, de internet, para seguir adelante con nuestras tareas en materia de prevención, difusión y defensa de los derechos humanos.

Vaya mi reconocimiento a quienes nos han permitido seguir adelante con nuestra labor a través de los medios electrónicos, así como mi reconocimiento a nuestros defensores de los derechos humanos que necesariamente han de tener contacto con la población, para la salvaguarda de sus prerrogativas fundamentales, con todas las precauciones sanitarias que se precisan.

Que nunca decaiga nuestro fervor patrio, amemos a nuestra nación tanto como nos amamos a nosotros mismos, pese a imponderables y sin que los dolores nos orillen a rebasar los límites de la resiliencia.

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