Respeto a nuestras tradiciones y a los derechos humanos
Miguel Óscar Sabido Santana: Respeto a nuestras tradiciones y a los derechos humanos
En estos días la costumbre popular rememora una tradición que es el culto a quienes han emprendido el viaje eterno. Culto, en cuanto a su séptima acepción, de acuerdo a la Academia de la Lengua Española: Honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado.
Así considera la voz popular el culto a los muertos.
Recordemos que el Hanal Pixán o comida de las ánimas, es una costumbre que viene desde antes de la llegada de la cultura española a México. En esos días a los fallecidos se les rendía homenaje de acuerdo a su escala social en esos tiempos y a los más importantes se les enterraba, como en otros pueblos, con gran ceremonia, con los objetos que utilizaron en vida, para seguir el camino hacia sus dioses. A los de menor linaje, en sus propias casas.
Con la llegada de la cultura española se añadieron a esa costumbre, producto del sincretismo, los elementos de la religión católica; el altar, la cruz y las oraciones, hasta convertirse en lo que en nuestros días conocemos como la ceremonia del Hanal Pixán.
Ahora vemos que se han añadido otros elementos, más propios del Halloween que internacionalmente se celebra el 31 de octubre y recibe nombres como noche de todos los santos, noche de brujas y víspera de difuntos. Cada nación rememora ese festejo de acuerdo a sus costumbres y tradiciones. No los confundamos.
En los altares del Hanal Pixán y en la mente popular han proliferado las calaveras, incluso, algunas personas se pintan el rostro para dar esa impresión.
Conservemos nuestras costumbres lo más puras posibles, pero no perdamos de vista que la actual celebración del Hanal Pixán ha integrado, como ya mencioné, otros elementos que no eran propios de esta tradición, pero que ahora tratamos de conservarla sin esos elementos “extraños”, como serían las caracterizaciones de calaveras o el pan de muertos.
Una de las características de los derechos humanos es que estos son progresivos, es decir, se actualizan de acuerdo a las necesidades de la sociedad y acorde con los cambios que se consideren necesarios en el devenir del tiempo.
Respetemos nuestra cultura y tratemos de conservarla lo mejor posible, pero no cerremos los ojos a los cambios que se requieren para estar en concordancia con los tiempos actuales.
De ninguna manera digo que nuestra tradición, en todos los aspectos y no solo en lo que respecta al Hanal Pixán, tiene que cambiar, pero recordemos que esta ceremonia como la conocemos hoy, ha sufrido cambios, con nuevos elementos que nos trajo la fusión de dos o más culturas.
Respetemos nuestra tradición, nuestra cultura, como respetamos y defendemos nuestras prerrogativas fundamentales.