Seamos mejores personas para lograr un mundo mejor
El Poder de la pluma
Febrero, segundo mes de este incipiente 2019, nos trae varias fechas para no olvidar, o para dejar de cometer los errores que como personas hemos cometido, sin darnos cuenta del daño que nos hacemos y que podemos infligirle a otras y a otros en nuestro diario devenir.
El 4 de febrero se conmemoró el Día Mundial contra el Cáncer, mal que en 2018, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, afectó a 18.1 millones de personas, de las cuales 9.6 millones habrían fallecido.
Población y autoridades han de hacer mucho en el trabajo que les corresponde para evitar este mal que afecta el derecho humano a la salud.
El pasado 6 evocamos el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, considera que es una violación abominable a los derechos humanos, arraigada en las desigualdades de género y los desequilibrios de poder, que afecta ya a 200 millones de mujeres y niñas, y que cada año pone en riesgo a casi 4 millones de niñas.
El 11 de febrero es considerado el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Algunas consideraciones de la ONU para esta efeméride son: La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas persiste desde hace años en todo el mundo.
A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado enormemente, aquéllas todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.
La Unesco considera que en el mundo menos del 30% de los investigadores son mujeres.
Mañana, 13 de febrero, es el Día Mundial de la Radio, un medio idóneo para promover el diálogo, la tolerancia y la paz.
La radio y otros medios de comunicación se constituyen en magníficos instrumentos para evitar la violencia y la incitación a los conflictos que puedan desunir, separar.
Febrero todavía nos da más reflexiones en torno a lo que los seres humanos requerimos para lograr la paz y la concordia en un mundo convulsionado por el falso imperio de los antivalores.
No obstante, lo más importante no está en las efemérides de febrero, sino en lo que día a día podemos hacer para que no se repitan los problemas que aquejan a la humanidad, que aprendamos a ser más solidarios, más empáticos y alejemos de nuestro entorno el fantasma de la violencia.
Alguien ha dicho, con desaliento en alguna ocasión: “No puedo cambiar al mundo”.
Quizá eso sea cierto, pero lo que sí podemos hacer como entes pensantes, inteligentes, es cambiar nuestro mundo, nuestro ser, nuestra esencia, para ser mejores personas.