George Langelaan y la fantasía científica

En algún momento del siglo pasado se publicaban tantas revistas y libros de ciencia ficción, que le preguntaron al escritor Arthur C. Clarke.

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En algún momento del siglo pasado se publicaban tantas revistas y libros de ciencia ficción, que le preguntaron al escritor Arthur C. Clarke, autor de 2001: Odisea en el espacio, si en verdad creía que hubiera tantos lectores, a lo que éste contestó: “Suponiendo que los haya, cabe preguntarse cómo se las arreglan para ocultar unos paquetes tan voluminosos a la vigilancia de los guardias del asilo donde sin duda están encerrados”.

Y es que el género es tan comercial como abundante, casi volviéndose un de-género literario por la escasa calidad narrativa de tantos bestsellers que llenan los escaparates. Pero en 1957 se dio a conocer un nuevo talento, un escritor un tanto olvidado hoy en día que vale la pena recordar: el franco-británico George Langelaan, quien destacó con sus relatos fantásticos y de ciencia-ficción, siendo el más conocido “La Mosca” (publicado originalmente en la revista Playboy), que fue llevado al cine en 1958 (Kurt Neumann) y en 1986 (David Cronenberg).

Dentro del volumen Relatos del Antimundo (1962), que es el que nos ocupa, se encuentra “La mosca”, considerado con justicia uno de los mejores relatos terroríficos del Siglo XX, en tan sólo 40 páginas ocurre la historia de teletransportación y mutación que todos conocemos, con el añadido de que todo se cuenta desde el punto de vista del hermano del protagonista, quien, a través de conversaciones y cartas de su cuñada, descubre el secreto detrás del “asesinato” de su hermano, revelándoselo al detective detrás del caso.

Langelaan también escribió otros relatos de fantasía científica dentro del mismo libro. “La dama de ninguna parte” es un romance en plena era nuclear que cuenta cómo un científico se enamora de una mujer que se encuentra en otra dimensión a raíz de la bomba atómica de Nagasaki, cuya explosión desintegró sus átomos y la mandó a otro nivel del mundo físico. Éste es muy interesante porque también se relata hacia atrás y porque, de alguna manera, teoriza sobre la existencia de los fantasmas de una manera científica.

“Vuelta a empezar” nos sumerge en los pensamientos de un anciano al momento de morir, pasando por el subconsciente y hasta su posterior reencarnación. El modo en que está contado permite explorar tanto la filosofía como la teoría de la relatividad de Einstein. Los otros relatos del libro son de corte policiaco. En resumen, George Langelaan es un autor muy versátil al que vale la pena conocer y, por supuesto, leer. 

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