Picasso o la sexualidad al cubo
El poder de la pluma
En 2017 pudimos ver en National Geographic la serie Genius: Einstein, dedicada a la vida, mente y obra del físico alemán que tuvo gran éxito de crítica. Este año, la segunda temporada está dedicada a otro gran genio, pero de otro orden: Picasso. Al igual que en la primera protagonizada por Geoffrey Rush, para esta ocasión se repitió la fórmula de fichar un actor de alto perfil para interpretar al pintor nacido en Málaga: Antonio Banderas.
La trama sigue dos líneas temporales de manera paralela, oscilando entre la juventud de Picasso en España y su llegada a París como un artista incipiente (encarnado por Alex Rich), y sus años de madurez ya como un artista consolidado en todo el mundo. Si bien también vemos flashbacks de su infancia, marcada por la muerte de su hermana menor y recuerdos de su padre, estas reminiscencias son mínimas.
La serie decide ahondar en la vida personal de Picasso, ese es su principal atractivo y su principal problema, ya que vemos al artista pasar de una mujer a otra como queriendo establecer que su único amor sincero es el arte. Pero la sucesión de amoríos pronto se vuelve cansada y pierde nuestro interés, pues resulta propia de un programa de cotilleos y no de la biografía dramatizada de uno de los más grandes artistas de la historia.
A Picasso se le pinta como una bestia sexual y un misógino irredento (no es que no lo haya sido), pero se olvidan de hablar de lo principal, aquello que lo hizo alguien digno de ser retratado en televisión: el arte. Se habla más de sus amantes que de sus innovaciones artísticas; a diferencia de la de Einstein, donde se nos explica de dónde surgen sus brillantes ideas y sus aplicaciones prácticas de una manera sencilla que resulta ilustradora y entretenida.
Aquí no. Tal pareciera que Picasso pasó por el Surrealismo, Primitivismo y Cubismo sin un sólo pensamiento profundo. Los espectadores se quedan sin entender cómo rompió con los cánones como la perspectiva y la figuración para iniciarse en la abstracción geométrica y tridimensional, ¡precisamente las cosas que lo hicieron un genio! La serie se salva por la intensa actuación de un Banderas seductor y con total dominio de sus facultades histriónicas en las diversas edades de Picasso, que tuvo una larga vida y falleció a los 91 años. Con todo, debe verse únicamente como una introducción que motive la curiosidad del televidente.