|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Palabras del papa Francisco en su audiencia de ayer a miembros del Circolo San Pietro

Me complace recibiros y os saludo de todo corazón. Este encuentro tiene un carácter especial, ya que ocurre en el 150° aniversario de la fundación de vuestra asociación, que comenzó en 1869 por iniciativa de algunos jóvenes romanos.

En este largo período de vuestra existencia, nunca han decaído las líneas programáticas originales del Circolo sintetizadas en los tres goznes: oración, acción, sacrificio. Han sido la base del maravilloso florecimiento de las actividades en el ámbito de la caridad.

Si Jesús está presente en el hermano con el que nos encontramos, entonces la actividad de voluntariado puede convertirse en una experiencia de Dios y de oración. No olvidéis la fortaleza y la importancia de la oración para vosotros y para todos aquellos involucrados en el trabajo caritativo: hace falta alimentarlo con los adecuados altos de oración y de escucha de la Palabra de Dios. Efectivamente, nuestra vida cotidiana debe estar impregnada por la presencia de Jesús, bajo cuya mirada también debemos colocar los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los ancianos, los temores de los pobres, la fragilidad de los excluidos.

También en nuestros días, vuestro precioso servicio, articulado en varias comisiones, quiere ser una expresión eficaz y un testimonio vivo del amor que la Iglesia y, en particular, la Santa Sede reservan a los pobres y a los que sufren. Seguid prestando gran atención a las nuevas pobrezas, buscando en cada situación brindar consuelo y ayuda a los más pobres, sin distinción alguna. Cada persona pobre es digna de nuestra preocupación, independientemente de la religión, el origen étnico o de cualquier otra condición. Saliendo al encuentro de los pobres, llevando alivio a los enfermos y sufrientes, servís a Jesús, quien aseguró: “Todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Vuestra benemérita institución, aunque haya estado presente durante mucho tiempo en el tejido social romano, lleva consigo unos ideales evangélicos y una vitalidad que la hacen adecuada, también hoy, para ofrecer una contribución válida en el ámbito de la acogida y el apostolado de la caridad. En una época de grandes cambios y de persistente precariedad económica, en la que la comunidad eclesial se siente llamada a anunciar nuevamente el mensaje cristiano y su poder de humanización, debéis ser conscientes de que vuestra obra tiene todavía un papel importante que desempeñar.

Os doy las gracias por todo lo que hacéis y por el óbolo de San Pedro, que como cada año habéis venido a entregarme: es un signo más de apertura hacia las personas necesitadas. Al mismo tiempo, es una participación concreta en la solicitud de la Sede Apostólica para responder a las crecientes urgencias de la Iglesia, especialmente en los países más pobres.- Agencia Zenit (Resumen).

Lo más leído

skeleton





skeleton