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La expectativa de vida a principios del siglo XX era de 47 años, y al final ya era de 77, un incremento de 30 años. Muchos expertos coinciden en señalar que aproximadamente 20 de esos 30 años se deben no tanto al avance de las ciencias de la salud, sino a los sistemas de potabilización de agua y el tratamiento posterior a su utilización. El Dr. Lewis Thomas, quien fue decano de la Escuela de Medicina en la Universidad de Yale y director del centro para la atención del cáncer “Sloan-Kettering Memorial”, dijo al respecto: “Los más grandes avances en la mejora de la salud humana han sido gracias al desarrollo de sistemas de generación y conducción de agua potable limpia, y de sistemas de drenaje y disposición de aguas residuales”.

Así de enorme es la importancia del agua para la humanidad y nuestra supervivencia, y sin embargo no siempre le damos ese valor cuando de pagarla se trata. Pero ¿acaso quiero decir con esto que debemos pagar cualquier precio por ella, aunque sea muy caro? ¡Desde luego que no!, pero sí estoy convencido de que a todos nos conviene pagar un precio justo. Nadie en su sano juicio festejaría por tener que erogar más dinero por cualquier producto, pero los seres humanos en ocasiones podemos tener algunas contradicciones en nuestra escala de prioridades.

En México, al considerarse servicios básicos el agua y el drenaje, normalmente han estado bajo la responsabilidad del gobierno, y como además somos un país con una gran cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza, pugnamos porque esos servicios se brinden a precios muy bajos. Y como los políticos a veces son un poco cobardes al tomar decisiones impopulares, van dejando crecer el problema de tener que ofrecer un producto a precios por debajo de su costo real, con el consiguiente demérito de su calidad y la solución se va posponiendo indefinidamente.

Ahora la JAPAY está realizando un ajuste al alza en sus precios y tarifas, después de 10 años de no incrementarlos, y las modificaciones propuestas no son realmente de gran magnitud. No es mi intención infravalorar el esfuerzo que muchos jefes de familia con ingresos modestos hacen para pagar no solamente el agua sino muchos otros servicios básicos, tampoco estoy pidiendo que festejemos el incremento, pero sí convoco a la sociedad a que seamos más analíticos y participativos, estemos atentos a vigilar que no exista corrupción ni ineficiencia, pero también paguemos completo y a tiempo por un producto de calidad.

Si hoy adquieres una botellita de agua purificada de medio litro, estás pagando por ella cerca de 4,500 veces lo que te cobra la JAPAY, y si compras un garrafón de 20 litros te está costando más de 320 veces lo que cuesta pagarla al organismo operador. Reflexionemos y paguemos con responsabilidad el justo valor del agua.

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