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¿Hacia dónde va la energía renovable? ¿Cuáles son las tendencias, qué se vislumbra en el futuro? Hace un par de días, un buen amigo me preguntó acerca de un rumor respecto de que CFE ya no estaría queriendo que más sistemas fotovoltaicos se conecten a sus redes.

Yo creo que eso es rotundamente falso. Parecería lógico que si CFE nos vende energía no desee que instalemos una tecnología que reduce nuestro importe a pagar hasta cero. Pero yo les aseguro que no es esa la lógica que mueve esto. En primer lugar, CFE es una empresa que cumple una muy importante función social, que es la de llevar energía a toda la población, con una cobertura universal y no discriminatoria. Adicionalmente, CFE se beneficia, al menos dentro de ciertos límites, de recibir en su red la energía que se genera con los sistemas fotovoltaicos en las azoteas de los edificios, así que no existe ningún motivo para desalentar su instalación,.

Lo que sí es cierto es que cuando crezca mucho más la cantidad de instalaciones realizadas, puede darse el caso de que en algunos sectores donde no hay alta demanda o consumo ya no sea técnicamente viable o factible aceptar mayor generación, ya sea porque no haya dentro de la misma red la capacidad para distribuir toda esa energía, o de transformarla y acondicionarla, o que no exista suficiente demanda para que sea consumida, pero nunca por un deseo de CFE de frenar el progreso de las energías limpias, o por obstaculizar su avance ante la amenaza que representa para su negocio. De hecho no se concibe una transición energética justa, robusta, resiliente y exitosa, en ningún lugar del mundo, sin la participación estratégica de las empresas de servicios o “utilities”, como se les conoce internacionalmente.

Desde que se inició el auge de las energías renovables generadas de manera distribuida ya se sabía que, al aumentar la participación de éstas, se corría el riesgo de afectar el balance entre el suministro y la demanda, debido a lo impredecible e intermitente de las fuentes de generación. Es por eso que el futuro está en lo que se ha dado en llamar “servicios de flexibilidad”, que buscan optimizar la relación entre la generación eléctrica distribuida y la volatilidad de la demanda. Y brindar estos servicios, lejos de representar una amenaza, se está convirtiendo en una enorme oportunidad para las empresas como CFE en todo el mundo, puesto que estos servicios tienen un valor comercialmente aprovechable y dentro de los cuales son protagonistas el almacenamiento de la energía y los sistemas inteligentes de administración de micro redes de prosumidores (productores y consumidores simultáneamente).

La flexibilidad en el sistema eléctrico, integrando almacenamiento e inteligencia artificial, ayudará a reducir picos de demanda, reducirá el riesgo de cortes de suministro, generará confianza y bajará los costos. Participar en este juego requiere agilidad, destrezas y aportar diferenciadores al mercado.

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