Infraestructura, lo correcto debe prevalecer sobre lo urgente

Raúl Asís Monforte González: Infraestructura, lo correcto debe prevalecer sobre lo urgente

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La velocidad a la que cambia y mejora la tecnología parece ser eternamente creciente y en la misma medida crece la interdependencia de esos cambios con la infraestructura. En 2022 seremos testigos de cómo la existente y ya preocupante brecha en nuestra infraestructura crítica se amplifica a una mayor escala. Por esa razón, las inversiones en este sector no deben detenerse o posponerse, pero tampoco deben destinarse a ocurrencias disparatadas, inconexas y carentes de una cuidadosa planeación con base en estudios y proyecciones certeros.

No es fácil obtener financiamiento para proyectos de infraestructura, de modo que hay que ser muy responsable con el destino de este fondeo cuando por fin se consigue. Debe enfocarse en aquellos proyectos que vale la pena echar a andar y no en aquellos que resuelven una necesidad urgente, pero transitoria.

Es muy cierto que modernizar la infraestructura de una nación es un proceso prolongado y podrían tener que pasar varios años antes de empezar a notar los beneficios generalizados de la ejecución de estas inversiones, mientras que los asuntos urgentes como remediar los congestionamientos del tránsito y agilizar las cadenas de suministro están ya tocando desesperadamente a la puerta, pero esto no debe alterar el proceso de priorización de los proyectos.

Es preciso concentrarse en soluciones de largo plazo, que pasen con suficiencia el examen del tiempo y nos coloquen en el punto del futuro en el que necesitamos estar, que sean sostenibles, equitativas e incluyentes, atendiendo y resolviendo con eficacia precisamente los asuntos en donde se concentra el déficit de infraestructura del país.

No hay nada más relevante para la competitividad y el desarrollo sostenible de México, que convertirlo en toda una plataforma logística de talla mundial, que se mueva a partir de fuentes de energía confiables, limpias y renovables. Integrar una cadena logística eficiente, tiene un costo sumamente elevado y por lo general se diseña para operar a tasas de utilización muy altas o no sería rentable.

Hoy existe un gran problema global con los suministros, añadir capacidad en cualquiera, pero solo en uno de los eslabones de la cadena de suministro, ya sea en cantidad de barcos, calado de canal de acceso, superficie de plataforma de operaciones portuarias, transporte terrestre o bodegas, lo único que conseguiría sería trasladar un cuello de botella de un eslabón al siguiente.

Solucionar la crisis de infraestructura actual requiere un alto nivel de coordinación, bajo el liderazgo y la gestión de una autoridad central, pero con libre acceso a la participación tanto pública como privada, dentro de un marco regulatorio favorable a la competencia, y respetando sin pretextos el estado de derecho vigente, que promueva el libre mercado.

Revisemos el plan de infraestructura del presidente Joe Biden, con valor de 1.2 trillones de USD, o el reciente anuncio de Emmanuel Macron de una inversión de 30 mil millones de Euros para reindustrializar Francia, y los conceptos prioritarios a los que destinarán los recursos, y luego preguntémonos: ¿estamos haciendo lo correcto en México?

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