Una 'nouvelle' de amor juvenil: 'La gaviota'
El poder de la pluma
En 1972, el Fondo de Cultura Económica (FCE) publicó Encuentros, libro de cuentos pergeñado por Juan García Ponce y en el cual venían incluidos “El gato”, “La Plaza” y el texto que nos ocupa, “La gaviota”. Si bien comúnmente se le ha conocido a éste como un libro de cuentos en su acepción clásica, la extensión de “La gaviota” (entre 60 y 70 páginas según la edición) es suficiente para que sea considerada un relato de largo aliento o, siendo precisos, una nouvelle, noveleta o novela corta.
En pocas palabras, la nouvelle o novela corta se podría definir como la representación de un acontecimiento, sin la amplitud de la novela en el tratamiento de los personajes y de la trama, pues la acción, el tiempo y el espacio aparecen de una forma condensada, presentando un ritmo acelerado en el desarrollo de su trama. La historia de la nouvelle comienza casi al final: los adolescentes Luis y Katina caminan en alguna playa de la costa mexicana, portando la melancolía propia de ese momento cuando las vacaciones de verano han terminado. Mientras avanzan sobre la arena en silencio, una gaviota custodia sus pasos como testigo incesante de un amor intenso y pudoroso.
Lo anterior proporciona la atmósfera ideal para que Luis evoque los recuerdos de un pasado reciente, revelando cómo, al inicio de la temporada veraniega, conoció y miró a la enigmática e insondable Katina: sus padres invitan a su retiro de playa a una pareja de alemanes y a su hija, la musa y protagonista de la historia. Ambos comienzan a identificarse y compenetrarse dentro de una armónica amistad, casi tan natural como el entorno en el que se desarrolla el enamoramiento juvenil. Pero pronto los amigos y familiares invaden ese remanso íntimo de felicidad para rodear a la incipiente pareja en un tiempo tan apacible como la provincia que, se intuye por sus descripciones, se localiza en la costa del sureste del país.
A este respecto, la nostalgia del aciago pasado nos hace pensar que los personajes se desenvuelven en un espacio delimitado temporal, geográficamente hablando, donde todo pasa para seguir igual y donde el interminable ciclo del eterno retorno los encapsula en un tiempo y lugar determinados, impidiendo la movilidad de sus emociones que de una forma paradójica los impulsan a cambiar tan solo para constituirse a la vez en el mayor obstáculo.
La fascinación de Luis hacia Katina da lugar a los celos propios de la edad, pues siente que los demás han allanado el espacio en la vida de Katina que él ocupaba en su totalidad. Ha perdido su atención y aquél se deja invadir por las emociones confusas que sobrevienen, hasta retornar al punto inicial de la novela corta que ya avizora un desenlace lírico, simbólico e inesperado. Este enfrentamiento del personaje consigo mismo, a manera de la corriente del pensamiento tan socorrida por James Joyce, permite al narrador explorar las contradicciones de Luis, de tal forma que nosotros como lectores somos testigos de cómo García Ponce taladra pertinazmente con sus palabras hasta penetrar la psique del protagonista.