|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La expresión del canibalismo que el cineasta George A. Romero construyó en el cine es un recurso narrativo y visual para criticar las bases de las relaciones sociales, principalmente aquellas que existen en las sociedades industrializadas y consumistas. Como motivo visual en el cine de horror de finales de 1960, el canibalismo es explotado hasta el límite con la aparición de la película La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead) en 1968.

Pese al auge que comenzaban a cobrar las películas a color, George A. Romero decidió filmar su obra en blanco y negro para crear un ambiente desesperanzador para los protagonistas. Así, las escenas giran en torno a nuestro instinto de supervivencia cuando somos amenazados por la adversidad, en este caso, de las fuerzas sobrenaturales concentradas en un poblado rural de los Estados Unidos.

El canibalismo social de la película denuncia la falta de humanismo en la filosofía de competencia laboral, la cual impide que trabajemos en armonía para conseguir nuestros objetivos. La ausencia de puentes de comunicación que permitan el diálogo incluyente, donde todos los puntos de vista sean integrados en una solución democrática para resolver un problema, ocasiona que la fatalidad se imponga en la cinta. Esa denuncia es la espina dorsal de la película, la cual demuestra que somos incapaces de trabajar juntos como especie y que ese es el principal peligro, más que los muertos vivientes rodeando a los protagonistas.

Aunque la situación de los protagonistas es extrema, viven un estado de sitio por parte de los muertos vivientes, en una casa apartada y sin teléfono para solicitar auxilio; el debate entre ellos está centrado en quién será el líder durante su estadía en el improvisado refugio, en vez de trabajar en conjunto para romper el cerco y así escapar.

Los protagonistas mueren como consecuencia de las decisiones erradas y por su propia mano al atacarse entre ellos. Los muertos vivientes solo entran a la casa después de que las luchas internas hicieron que descuiden las barreras que pusieron para protegerse del ataque.

George A. Romero construyó el concepto de muerto viviente como un ser lento y sin fuerza, porque con un empujón son derribados. Irónicamente, su peligrosidad radica en su capacidad de atacar como grupo. Desprovistos de la filosofía de ascender en su escala social aplastando a sus compañeros, obtuvieron la victoria sobre los refugiados.

Solo un punto negativo tiene la película: para George A. Romero la construcción del personaje femenino apenas cumple un papel ornamental y propenso a caer en ataques de histeria. Pese a lo anterior, el mensaje continúa vigente: nuestra destrucción yace en la imposibilidad de comunicar y establecer acuerdos para enfrentar el destino, pese a lo adverso que éste sea.

Lo más leído

skeleton





skeleton