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Recientemente la telenovela colombiana Yo soy Betty, la fea regresó a los reflectores de los espectadores no solo de la televisión convencional sino también de los usuarios de las plataformas digitales de distribución de contenido como Netflix y dividió al público entre quienes la detestan por mostrar temas como: abuso de poder, machismo, infidelidad, chismes de oficina, discriminación de género o por preferencias sexuales, en fin, un cúmulo de situaciones que son condenadas hoy en día en las redes sociales; por otro lado, están quienes la adoran hasta convertirla en un clásico.

Esta novela, creada por RCN Televisión y escrita por Fernando Gaitán, se estrenó el 25 de octubre de 1994 y concluyó el 8 de mayo de 2001 y su originalidad se basó en convertir un tema aburrido como son las juntas directivas, problemas bancarios, desplome de ventas y listas de proveedores en verdaderos dramas que mantuvieron a Colombia al borde del asiento durante las transmisiones y que tenía como condimento adicional la historia de amor entre la asistente poco agraciada Beatriz Aurora Pinzón Solano y Armando Mendoza (previamente comprometido con Marcela Valencia), cuyas implicaciones afectan el desarrollo de la empresa.

La fascinación que logró entre su público se debió a que presentó temas que vivimos de manera cotidiana, es decir un anclaje con la realidad de miles de trabajadores en empresas con jefes con poder absoluto y dados al maltrato verbal, al acoso, a centrar sus frustraciones en unos empleados y consentir a otros, creando cismas en la planta laboral. Sin embargo, el principal motivo se debe a la imposibilidad de renunciar por la escasez de oportunidades, la necesidad de mantener el hogar, como el denominado Cuartel de las Feas, las secretarias abandonadas, divorciadas o madres solteras cuyo único mundo conocido son las eternas horas que hacen en esas oficinas, en donde la única diversión es el chisme y las desavenencias laborales y personales de sus jefes.

Además, esta novela sirvió como una forma de impulsar el nacionalismo colombiano cuando alcanzó su máximo pico de audiencia. En esa hora que duraba era una tregua entre el conflicto armado entre guerrilleros y soldados, las empresas se detenían, el país dejaba todo de lado para mirar esta telenovela. Ese éxito permitió que el gobierno intervenga en el guion, ya que originalmente Betty aceptaría un soborno, cosa que impidieron los funcionarios estatales e hicieron que lo rechace, impulsaron el consumo de insumos locales, comprar a proveedores nacionales, condenar el contrabando y abrir un escaparate para exponer a los artistas colombianos.

Aunque esta telenovela resultó ganadora del Guinness Records por ser adaptada en más de 22 países, como Japón, Rusia y naciones árabes, todos regresábamos a la original, porque las adaptaciones se centraron en la historia de amor y perdieron de vista que su ancla en la realidad permitió a sus espectadores lograr una conexión con todos nosotros.

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