Eusebio Moo Tec: una vida y varias obras
El poder de la pluma
La tradición de los cafés nocturnos trae consigo gratas sorpresas, coincidencias memorables y la oportunidad de conocer personas que sin la necesidad de reflectores brillan por lo rico y memorable de sus historias personales, como el caso de don Eusebio Moo Tec. Tuve la oportunidad de conocerlo gracias a don Pedro Quijano; pasé a saludarlo y me invitó a compartir con ellos el café y el azúcar. Ahí escuch{e que compartían historias familiares y regalos navideños, hasta que don Eusebio comenzó a relatar sus múltiples peripecias en el campo de la defensa de los derechos de los trabajadores y su lucha por labrarse un capital para él y su familia.
Originario de Teabo, don Eusebio comenzó su historia en ese pueblo y la estrechez económica que pasaban él y su familia para subsistir a mediados de los 50’s. Salió del terruño por rencillas familiares que lo llevaron a estar retenido (con la intervención pagada de la policía y su consagrada investigación a puñetazo y patada limpia) en la cárcel municipal primero, una breve estancia en Mérida y luego trasladado a Tekax, donde cumplió una sentencia de siete meses por una acusación sin fundamento.
Al salir, vino a Mérida para aprender el oficio de albañilería y terracería, manejo de explosivos y la conducción de camiones repletos de materiales y dinamita por las carreteras federales. Sin embargo, entre las sorpresas que guarda en su historia está la defensa que hizo de los trabajadores en los años setenta contra los bajos salarios a quienes construyeron los canales para transportar el agua potable por las colonias meridanas y poblados aledaños.
Asimismo, entre sus anécdotas destaca primero trabajar en los pozos pluviales durante la administración de Víctor Correa Rachó, primer alcalde panista de Mérida, y después continuar con la labor en la administración de Víctor Cervera Pacheco, en donde sugirió que las tapas de concreto de drenaje tengan el período de su gobierno, tradición que continúa hasta nuestros días, en donde cada nueva alcaldía deja su logotipo en parques, alcantarillas y calles donde trabaja. Ahí sació mi duda de dónde se originó esta costumbre administrativa. Cuando logró un pequeño capital, gracias a sus trabajos en albañilería, compró su primer vehículo que sirvió para transportar hasta su natal Teabo un pequeño proyector para presentar en la comunidad las películas del cine de oro mexicano a un costado de la plaza; recordemos que la televisión era aún un lujo que muy pocas familias podían darse.
Finalmente, sus principales luchas las desarrolló en el campo laboral durante el período de Víctor Manzanilla Schaffer, donde no existía un tabulador para el pago de obreros y alarifes, quedando los salarios a la voluntad del patrón, quien además cargaba al bajísimo salario el costo de explosivos e implementos. Batallas que libró don Eusebio en los corredores de Obras Públicas, logrando imponerse a funcionarios y empresarios y estableciendo un pago digno para sus agremiados.