La fragilidad como estética en la literatura Gore (III)
El poder de la pluma
Pese a los 50 años de censura, el cine Gore sobrevivió. En 1979 Ruggero Deodato estrenó la película Holocausto Caníbal. En esa filmación se abordó la dicotomía civilizado/incivilizado para exponer, a través de la narración visual de la violencia, su concepto de naturaleza humana y la erosión de sus relaciones sociales sin importar los avances tecnológicos.
Antecedente de la película The Blair Witch Project, Holocausto Caníbal innovó la estructura de las películas al utilizar el formato de los documentales. Con ese andamiaje creó la ficción de una serie de videos encontrados en el Amazonas, pertenecientes a un grupo de exploradores víctimas de una tribu de caníbales. Pese a que el hilo argumental es sencillo, la exposición de prácticas comunes (aborto, violaciones, asesinatos y violencia contra los animales) eleva la apuesta de la comparación decimonónica entre civilización y barbarie, para demostrarnos que no hay diferencias abismales, tan solo sutiles alteraciones. Es decir, pese a la diferencia tecnológica, ideológica y moral atribuida en la definición de civilización, la película nos demuestra que es retórica preciosista.
En literatura, la vertiente narrativa denominada Género Negro ha adquirido los elementos del Gore para cuestionar las relaciones entre los seres humanos. La descripción de los crímenes varía de acuerdo con el autor y la época. Edgar Allan Poe en el cuento de Los Crímenes de la Calle Morgue describe la escena de los cuerpos asesinados con los detalles indispensables, justificando la imagen con las habilidades de investigación del protagonista Auguste Dupin, porque su trabajo deductivo es nutrido con las pistas provenientes de los cadáveres y la escena del crimen.
Recientemente en la narrativa mexicana tenemos la segunda parte del libro Tabaco para el Puma, del escritor Juan Hernández Luna, titulado Cadáver de Ciudad, que es una insinuación a la temática que manejará a lo largo de sus páginas. La primera novela ganó el premio internacional Dashiell Hammett en 1997 como texto policiaco. En la continuación de la misma, inició la descripción de los asesinatos y ofreció una ciudad cuyas estructuras están golpeadas, las relaciones humanas de esas urbes tienen como premisa básica obtener el mayor beneficio de la otra persona y satisfacer la sexualidad a cualquier costo; es la destrucción física y simbólica de los cuerpos.
La novela tiene como personaje principal a Skalybur, el Inmortal, quien en la primera novela desapareció al líder de una banda delictiva en plena catedral poblana, a través de un inverosímil truco de magia. Al concluir su sorpresivo acto, huye hacia una playa olvidada en Baja California para autoexiliarse. Sin embargo, recibe un cheque en blanco a cambio de aclarar la castración de un millonario pervertido. Para develar el misterio, deberá sumergirse en el mundo de la pornografía “dura” y la prostitución, manejado por sectas secretas. En la última entrega de esta serie de artículos dedicados a un género tan incomprendido como el Gore, abordaremos a detalle esta novela Cadáver de Ciudad, misma que permitió que el autor de este espacio reflexione sobre los elementos que hemos descrito aquí.