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Cariño, sé que el dolor es tan natural
como la lluvia,
solo que pensaba que en California no llovía

Vampire Weekend

Un libro que inicia con un cuerpo estrellándose contra el suelo, así comienza, no es el final, es el inicio apenas. Ese cuerpo es de Diego, un adolescente y la historia la cuenta su hermana, la que ha sido más que su hermana, una madre para él y para su propia madre, la que se queda y se traga todo el dolor y las cenizas que se desprenden en las páginas de la novela de Brenda Navarro “Ceniza en la boca” (Ed. Sexto Piso).

“Es una novela que quema y plantea la dolorosa pregunta de qué vida merece la pena ser vivida”, este es un fragmento de la contraportada de este libro, que creo resume muy bien lo que es; sí es una novela que quema, que hace arder algo dentro de nosotros al leerla.

Con esta historia, Brenda Navarro ha logrado una radiografía del dolor y la violencia que se vive en México y la discriminación y xenofobia que los mexicanos viven fuera del país. Como un cruel destino del que no importa a dónde vayas, no lo puedes eludir.

La atmósfera desde la primera hasta la última página de esta novela es de dolor, violencia y de muerte, ¿no es el mismo acaso de todos los días en los noticieros de este país?; lo que ha logrado la autora es contar una historia de familia de las muchas que hay detrás de cada cifra estrepitosa de muertes que los conductores de noticieros repiten mecánicamente cada día como si hablaran de cualquier otra cosa, menos de eso, de gente muerta, asesinada, violentada. Y al contarnos esta historia desentraña la cadena de situaciones por las que Diego decide suicidarse. No hay protagonistas, no es Diego, no es su hermana quien narra, no es su madre, son todos, o es la voz convertida en ceniza de miles de almas de este país que han sido víctimas de la violencia.

“¿Cómo vives en silencio todo el ruido que ves?”, se cuestiona la hermana de Diego llevando a su hermano menor convertido en cenizas, y dentro de ella las propias, porque ¿no es verdad que también en vida hay pedazos de nosotros que se van convirtiendo en cenizas? Que no sólo es el cuerpo, también los momentos, los recuerdos, pensamientos, que se reducen a ser un fino polvo destinado a ser todo y nada a la vez.

Hablar sobre el dolor es en el fondo el anhelo de evitarlo. Este libro nos estrella una realidad demoledora en la cara, pero es actual y es nuestra, duele y abre heridas, pero si la literatura no lo hiciera no viviríamos por un rato bajo la piel y en las cenizas de otros. 

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