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Del otro lado del mundo, a través de las fronteras de China, India y Pakistán, se encuentra la cordillera del Himalaya. Hay quien le llama “la cima del mundo”, pues es el punto natural más alto sobre la superficie de la tierra, con casi 8,900 metros sobre el nivel del mar. Una zona del Himalaya conocida como el Valle de Spiti, sorprendió al mundo, ya que un grupo de exploradores daneses encontró en su cima restos fósiles de peces que vivieron hace más de 540 millones de años.

Lo que hoy es uno de los lugares más altos del mundo fue parte de las profundidades del océano. Piénsalo por un minuto; un lugar en el que por su altura hoy un humano no podría sobrevivir sin la ayuda de un tanque de oxígeno, antes era hogar de especies marinas desconocidas hasta ahora. ¿Qué provoca tales cambios en la vida de nuestro planeta?

Alguna vez escuché a alguien decir que el equilibrio es la base de la vida como la conocemos. El sustento de las ecuaciones matemáticas más sencillas y avanzadas. Ecuaciones que permiten desarrollar las teorías que nos ayudan a entender el mundo y que se aplican en todas las demás ciencias exactas.

El equilibrio existente en la proporción de elementos que integran la atmosfera y permite la vida; un ligero cambio en la proporción de nitrógeno y oxígeno podría terminar con la vida entera del planeta. Entendamos el equilibrio como el estado de inmovilidad que resulta de aplicar dos o más fuerzas de la misma intensidad en diferente sentido. Una cuerda que es jalada en ambos extremos con la misma fuerza permanecerá estática siempre.

Me ocurre que a veces me olvido de que nuestro destino está afectado también por el equilibrio. Por eso no existe la felicidad completa, ni la tristeza absoluta, porque la vida está llena de claroscuros. Hace unos días le decía a una amiga que este año ha sido de los mejores y los peores de mi vida. Una parte, la profesional, está plagada de éxitos, buenas noticias y pronósticos soleados. Al mismo tiempo hay otra parte de mi vida que está llena de descalabros, tropezones y una lluvia permanente que no sede.

No existe la felicidad completa porque la vida demanda siempre equilibrio. Te hablo de equilibrio como el principio vinculante, ya que su injerencia se extiende a todos los aspectos de la vida, más allá de las leyes de la física y lo tangible. Nuestras vidas están fundamentadas en el equilibrio. El ying y el yang. La luz y la sombra, la risa y el llanto. A veces ese balance de fuerzas se inclina más hacia un lado o hacia el otro y la vida cambia, pero eventualmente las fuerzas tenderán a equilibrarse y devolvernos a un estado de estabilidad que no será permanente, pero al que volveremos siempre.

Somos parte de algo mucho más grande que nuestras pequeñas, efímeras vidas. Tú, yo, las estrellas, los microorganismos que habitan en las profundidades de los volcanes, los peces que nadaban en el valle de Spiti, todos estamos vinculados. Estamos hechos de los mismos materiales y nos regimos por la misma ley del equilibrio en todos los sentidos y dimensiones que podamos imaginar. Recordémoslo siempre

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