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Según conteos poblacionales, de los 12.7 millones de indígenas en México, el 8.5% es hablante de alguna de las 62 lenguas originarias reconocidas en el país. El 15% de esta población es analfabeta en el español y casi un 65% también lo es en su lengua originaria. Las frías estadísticas señalan uno de los múltiples indicadores educativos causales del atraso en materia de desarrollo de los indígenas mexicanos. La educación en todos sus niveles, al menos eso opinan los expertos, es fundamental para lograr mejores condiciones de vida en todo conglomerado humano.

Con el loable propósito de permitir el acceso a la educación superior a los indígenas mexicanos sin menoscabo de su lengua y cosmogonía se han diseñado las Universidades Interculturales, éstas se han convertido en una enorme puerta de oportunidades a quienes se encuentran en los últimos escalones de la estructura social de este país. Once son las instituciones bajo esta modalidad diseminadas en el territorio nacional. El Estado de México, Chiapas, Puebla, Hidalgo, Tabasco, Veracruz, Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán y Quintana Roo son los estados que albergan este tipo de Universidades.

En la lista es notoria la ausencia de una Universidad Intercultural en Yucatán, estado con una alta población mayahablante y cuya cultura étnica sobrevive frente a la occidentalización. Existen sobradas evidencias de la discriminación habitual que se ejerce de diversas formas en contra de este pueblo originario, la ausencia de una educación superior basada en la preservación y promoción de una forma de entender las interrelaciones con los seres vivos en la naturaleza es una forma más de discriminación e indiferencia al pueblo maya yucateco.

La oferta educativa superior en la entidad es abundante, pero se encuentra basada en los conocimientos occidentales; el derecho consuetudinario, el desarrollo sustentable intercultural, turismo alternativo, lengua y cultura, agroecología y desarrollo empresarial son algunas profesiones que tienen aplicación en los territorios indígenas. La exposición de motivos de la necesidad de contar con una Universidad Intercultural es de abultados folios. Uno de ellos es recibir educación en la lengua maya, producir el conocimiento desde un enfoque de interculturalidad, reconociendo las formas de poder de la cultura dominante y así buscar la hibridación de ambas desde diversas perspectivas.

Las universidades tradicionales no han logrado la producción de conocimientos para las necesidades propias de las comunidades indígenas y producción de programas desde una construcción propia de los indígenas. No es secreto que para los mayas que ingresan a las universidades en el estado, al culminar su educación, lo menos interesante es regresar a sus orígenes, la mayoría se queda en la ciudad porque su preparación académica ha sido orientada a eso precisamente. Las universidades interculturales por su contenido curricular son propicias para que sus egresados desarrollen su profesión desde el ámbito rural.

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