La guerra de castas
El poder de la pluma
En Belice, la Nothern Maya Associatión of Belize, organizó una conferencia virtual en donde el disertante, Mario Baltazar Collí, recordó el 173 aniversario del levantamiento armando de los mayas peninsulares, con igual objetivo las secretarías de Cultura y la de Turismo de Quintana Roo, cumpliendo los protocolos de distanciamiento social, realizaron actividades conmemorativas del inicio de la Guerra de Castas. Al Indemaya en Yucatán se le durmió el gallo y menoscabó la importancia de este movimiento armado, arraigado en la conciencia popular y que desarrolló e impactó en forma categórica la actuación de los mayas contemporáneos.
La denominada Guerra de Castas en realidad es un genérico con el que la historiografía ha nombrado a los levantamientos armados de indígenas en contra de los hombres blancos, ocurridos en el siglo XIX, tanto en Centroamérica como en el sur-sureste del país. Miskitos, garifunas, ma’am, k’iches, chaqchikeles, entre otros, en América Central, en algún momento de su historia, tomaron las armas para protestar por la explotación de sus recursos naturales, así como de ellos mismos.
En la península de Yucatán el movimiento bélico estalló el 30 de julio de 1847 y se prolongó hasta 1901; a esta guerra, el investigador y académico Sierra Villareal la denomina “Guerra Étnica Social”, Fidelio Quintal y otros estudiosos la llaman la “Guerra de Dios” (es posible que el término surja de que los mayas en pie de lucha se consideraban soldados de la Cruz). Observado a la distancia este movimiento bélico de indígenas contra blancos, se mostró todo el rencor acumulado por los vulnerados y producido por su situación étnica. La consecuencias de este movimiento dieron por inmediatez que los indígenas que depusieron las armas fueran utilizados como esclavos en las haciendas henequeneras de la casta divina, la parte que permaneció beligerante se refugió en la selva quintanarroense y se mantuvo unificada por la Cruz Parlante, único vínculo entre Dios y el hombre, creencia que aún persiste entre los mayas cruzoob.
Con veinte años de diferencia, en los Altos de Chiapas se daba el levantamiento armado, también conocido como guerra de castas, de los chamulas contra los blancos de Ciudad Real (hoy San Cristóbal de las Casas). Al igual que los mayas en Mérida, los chamulas estuvieron a punto de apoderarse de la “blanca” Ciudad Real y provocar una limpieza étnica, pero en el momento de definición desistieron; en ambos levantamientos las especulaciones sobre su retirada son simplemente supuestos.
El viernes Santo de 1868, el líder Pedro Díaz Cuscat ordenó crucificar a un niño para tener a su propio Cristo. La escritora Rosario Castellanos, basada en este hecho, produce su obra Oficio de Tinieblas, que Archibaldo Burms lleva al cine. La crucifixión del niño, así como la adoración de las Cruces Parlantes por los rebeldes mayas, se consideraron actos de barbarie, ignorancia e idolatría.
Las guerras de castas centroamericanas pasaron sin pena ni gloria y con baños de olvido.