Paridad de género
El poder de la pluma
La eliminación de la discriminación de género implica un proceso más amplio que una prohibición legal. Una legislación puede convertirse en un obstáculo, cuando se legaliza la inferioridad de los derechos de las mujeres con políticas restrictivas, que van desde la planificación reproductiva hasta actos como las sanciones por aborto motivadas más por cuestiones morales que por razones jurídicas.
En México a partir de la Revolución Mexicana, la mujer ha librado intensa lucha por lograr la igualdad de géneros; para arribar a las elecciones de 3 de julio de 1955, en donde la mujer ejerció su derecho al voto y a ser votada, se recorrieron sinuosos derroteros sembrados de obstáculos.
Existe en la actualidad miles de mujeres destacadas en ámbitos profesionales, empresariales, educativos y culturales; aunque esto no significa que las mujeres tengan un camino lleno de flores, la desigualdad sigue persistiendo, la discriminación es manifestación de ello y es más notoria en la actividad política realizada en todos los escenarios. Recurriendo a la estadística encontramos que desde la primera vez que las mujeres ejercieron el derecho al voto, solo han existido nueve mujeres gobernadoras en siete estados de la Republica. Yucatán y la CdMx son los únicos que tenido dos gobernantes femeninas. Con estas cifras no existe duda de la existencia del machismo en la política actual.
El INE ha ordenado acciones afirmativas a los partidos políticos buscando la representación de los grupos vulnerados en sus derechos políticos en estas elecciones, algunos partidos cumplen de manera fraudulenta y otros se esmeran en hacerlo de manera transparente. En Tlaxcala los partidos políticos se han tomado en serio la paridad de género de tal manera que la probabilidad de que este estado sea gobernado por segunda ocasión por una mujer es muy alta. Aquí la competencia la realizaran seis mujeres y un solo hombre. Además de Tlaxcala otros 14 estados tendrán elecciones para gobernadores, las mujeres tienen representación en todos ellos, algunas son fuertes aspirantes a la victoria electoral para la gubernatura.
La presencia de la mujer en la política es buena señal, si bien sobran veredas hacia la paridad de género. A las que no les va mejor, son a las mujeres indígenas, ellas se encuentran en total indefensión política. Recientemente en medios nacionales se ha difundido la inconformidad de la indígena Chol Crescencia Diaz Vázquez por considerar que fue desplazada por Carmen Obrador Narváez, la cual para reelegirse se autonombró “indígena” sin serlo por ninguna línea parental. La denominada autoasignación es socorrida para suplantar a los indígenas.
En nuestro entorno la falta de representación de los mayas es prologada, hay que evidenciar que ya hace muchos años que en las legislaturas peninsulares no se escucha a un mayahablante en tribuna.