Los acentos del yucateco
El acento aporreado parece más evidente en hablantes de regiones donde conviven maya y español.
Además de la influencia léxica y morfosintáctica, la lengua maya ha dotado al español yucateco de una fonética peculiar, resultado del estrecho contacto de estas dos lenguas desde la época colonial. La maya fue, hasta mediados del siglo XX, una lengua dominante, hablada por la mayoría de los yucatecos.
El acento es un elemento de la identidad de los yucatecos y se distingue por una cadencia entrepujada, aporreada y arrastrada. Las interrogaciones siguen una entonación diferente a las del centro del país. Las consonantes y vocales sufren modificaciones de duración y de articulación por causa del cierre glotal y de los tonos altos, bajos y rearticulados de la maya. Y, aunque somos caribeños, no aspiramos la /s/ final de sílaba o de palabra debido a que en maya su pronunciación es sonora.
El acento aporreado parece más evidente en hablantes de regiones donde conviven maya y español. En las fronterizas (Campeche con Tabasco o Guatemala; o Quintana Roo con Belice) el acento se va diluyendo. Así hay distintos acentos con matices propios del español coloquial y familiar que conserva una esencia de origen con un dinamismo pragmático que omite unos elementos y se adueña de otros. Quizá alguien confunda el acento de un chilango con el de un poblano, pero difícilmente el de un yucateco con un chiapaneco.
Al igual que otras variantes del español mexicano, los cambios en la variante yucateca en las últimas décadas son resultado de diversas influencias: el sistema educativo, la globalización cultural, los medios masivos y las migraciones. Cambios que van desde el nivel léxico (sustitución de unas voces por otras) hasta modulación del acento, que sigue un sistema de pronunciación considerado culto, educado o adecuado, libre de marcadores regionales.
Cuando el yucateco de acento modulado se enfurece o discute, le aflora el acento pujante y explosivo. Se puede tratar de modular la forma de hablar pero al final siempre se tendrá un dejo regional. El acento puede ser estigmatizado, ha sido y es motivo de mofa por gente de fuera y entre yucatecos de un mismo estrato social. De ahí que hoy muchos jóvenes lo traten de evitar. No es el mismo acento que usamos al hablar con un amigo o familiar, con gente de fuera o cuando viajamos. Tampoco es el mismo que usa la empleada de una tienda departamental al tratar a un cliente; o el que usan los locutores, quienes se esmeran por modular el acento, considerado importante en los medios y en las relaciones interpersonales.