Traducción de escritos del español al maya
Hay que recordar que la lengua maya es esencialmente oral y muy pocos individuos la leen y escriben.
En los últimos años varias iniciativas han buscado que pueblos y comunidades indígenas en México tengan acceso a diversos instrumentos jurídicos y a textos de la literatura universal en su propia lengua. En este contexto, se han traducido al maya diversos documentos oficiales (la Constitución Política y la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, entre otras leyes), pero tristemente ha sido muy poca la utilidad práctica que éstos han tenido al ser desconocidos por la gran mayoría de la población maya peninsular. Tampoco parecen emplearse de manera sistemática en los procesos de procuración y administración de justicia.
Otras iniciativas pretenden traducir a la lengua maya obras de la literatura universal de diversos géneros y épocas. Acciones que sin duda contribuyen a revalorar social y simbólicamente el estatus del maya yucateco escrito y a visibilizar a las lenguas indígenas, aunque también presentan diversas dificultades que van desde el esfuerzo colectivo en el trabajo de interpretación o recreación y traducción de la obra en la propia lengua, hasta elegir los términos adecuados en maya para precisar categorías y conceptos que las hagan inteligibles o comprensibles al público. En estas obras literarias más vale una versión sintética o interpretada que pueda ser comprendida por el oyente o lector maya que la traducción completa o textual de la obra.
Otro reto es cómo difundir y fomentar la consulta o lectura de esas obras a la población maya y que no queden almacenadas en bibliotecas o sitios web. Hay que recordar que la lengua maya es esencialmente oral y muy pocos individuos cuentan con las competencias de lectoescritura en maya, pues ésta sirve a fines eminentemente prácticos. Y si las poseen, los documentos jurídicos y literarios no son del todo comprensibles, debido el uso de oraciones complejas y tecnicismos (arcaísmos o voces inusuales en la lengua maya) que acaban por desalentarlos.
Para que estas obras y documentos puedan tener alguna utilidad práctica y un impacto social tendrían que incorporarse a los diversos programas educativos, como el indígena, con la intención de difundirlas a ese sector de la población. Lo mismo podría pensarse para obras de divulgación científica.
La traducción debe ser implementada a partir de un ejercicio de interpretación clara, sencilla y sintética, acompañada de mecanismos institucionales de lectura, difusión y reproducción de las obras; de lo contrario, los esfuerzos serán vanos o muy poco prácticos.