El síndrome del coyote

Adriana Marín Martín: El síndrome del coyote.

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La vida pasa y cuando queremos darnos cuenta
es demasiado tarde y se nos está escapando como
el agua entre los dedos, por eso es mejor enfocar
cuanto antes lo que es realmente importante

Pedro Vivar

Hace unos días recordé aquella famosa serie estadunidense de dibujos animados en la que un coyote persigue de manera desesperada a un correcaminos, y muy a pesar de todos sus esfuerzos, el mamífero no consiguió alcanzar a su víctima.

En mi infancia vi bastantes episodios y cada vez que comenzaba uno nuevo estaba completamente convencida de que ese sería en el que, al final el coyote lograría su objetivo, pero nada…

Las estrategias del carnívoro se mostraban prometedoras, pero justamente cuando todo apuntaba a su favor algo fallaba y así transcurrieron muchísimos episodios sin que éste logre su misión.

De esa interminable serie que seguramente acabó con la paciencia y la fe de muchos niños que pertenecen a mi generación, surgió lo que hoy se conoce como el “síndrome del coyote”. Se trata de el hecho de renunciar a una idea tras fracasar en el primer intento y desestimarla por su inutilidad.

Seguramente la solución para el coyote estaba en haber aprendido de sus errores; tal vez si se hubiera enfocado en corregir lo que salió mal en su estrategia anterior hubieran sido mucho menos los episodios que la WarnerBrothers nos hubiera ofrecido.

Pero es importante también destacar que en la vida real sucede lo mismo, ya sea en el ámbito personal, profesional, laboral, sentimental o emocional. A todos nos ha tocado en algún momento ser el coyote, un ser que se despierta cada mañana con la certeza y el ímpetu de que ese es su día. Dispuesto a alcanzar cada una de sus metas, con la mira centrada en el objetivo, con la frente en alto y los ideales bien establecidos.

Y así, con la convicción de que el camino emprendido es el adecuado, el único e ideal, hemos corrido hacia nuestros sueños, persiguiéndolos, como el coyote al correcaminos, sin sospechar ni imaginar que algún producto, artículo, accesorio, situación o cosa de “la marca Acme” arruinará los planes, arrastrará las estrategias, sacudiéndolas de lado a lado, sin piedad, sin compasión y por lo consiguiente, tal como nuestro popular y reconocido coyote… terminamos con la cola entre las patas.

Entonces, ¿de qué se trata esta historia?, ¿será que como el coyote terminaremos derrotados por siempregracias a una mala estrategia?, ¿es esto parte de un mal guion?

Tal vez el coyote debe servirnos de ejemplo para saber qué es lo que no debemos hacer, para comprender que es mejor perfeccionar la estrategia antes de abandonarla, para reconocer las fortalezas y debilidades e ir trabajando a diario en cada una de ellas.

Si sientes que el síndrome del coyote te está atrapando y tu correcaminos no cede, te recomiendo que leas el libro “Super Sapiens”, de Pedro Vivar. Te dejo un fragmento: “Lo que hace falta es actuar. Todo lleva tiempo, pero con entrenamiento y disciplina llegaremos a donde nos propongamos. Si lo que te preocupa es el precio de empezar, deberías empezar a preocuparte por el precio de quedarte donde estás”.

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