Felicidad tramposa
Adriana Marín Martín: Felicidad tramposa.
El ejemplar que leí esta semana me atrajo por su título, nadie me lo recomendó, no lo vi en el librero de algún conocido, ni escuché sobre él en algún comercial, fue su nombre el que me hizo un guiño y logró que lo llevé conmigo sin pensar.
“La trampa de la felicidad”, así se llama, había oído acerca de muchos ejemplares enfocados en la felicidad, pero ninguno la relacionaba con algo negativo. Eso generó en mí una incesante curiosidad por averiguar y saber de qué habla este autor.
Antes de acceder al interior de las páginas investigué un poco sobre quién las escribió, su nombre es Rus Harris, un psicoterapeuta inglés que durante su labor y el trato con los pacientes decidió adentrarse en temas psicológicos, de la salud y bienestar, así fue que se convirtió en experto y formador de Terapia de Compromiso y Aceptación.
Averiguando supe que la Terapia de Compromiso y Aceptación consiste en educar al paciente y reorientar su existencia, y no en reducir los síntomas que presenta su trastorno. En palabras más simples, es un tratamiento psicológico que intenta lograr que se alcance una vida agradable, bonita y significativa, al mismo tiempo que se acepta el dolor (sea cual fuere, o por la razón que fuere).
Una vez que me enteré de qué va la especialidad de Rus Harris me quedó claro el nombre de su obra. Él es ese autor que te dice las cosas de golpe, pero, aunque no lo canta bonito, no te acaricia, ni te enchina la piel, te hace sentir mejor.
Harris cree que hemos idealizado la felicidad, y en la búsqueda desesperada por encontrarla terminamos perdidos, desorientados y más infelices que al principio.
Dice que hay tres mitos acerca de la felicidad, el primero es creer que el estado normal de una persona es estar siempre feliz, pero la realidad es que cualquier individuo debe transitar por diversas emociones, algunas buenas y otras malas, y no hay nada de extraño en eso.
El segundo mito es que creer que la felicidad es sentirse perfectamente bien en cualquier momento o situación, y lo único cierto es que ninguna de las situaciones, personas o cosas que llenan de satisfacción nuestra vida son canales exclusivos de placer y alegría, es muy normal que en todas las relaciones o situaciones se presente el conflicto o desacuerdo en cualquier momento.
El tercer gran mito es pensar que, si alguien no está feliz, entonces es defectuoso, y eso no es así, ya que no sentirse feliz en algún momento le sucede a todos, por una simple y sencilla razón: “la vida es dura”.
Harris invita a sus lectores a que pregunten al azar a quien sea si necesita alguna dificultad, problema o complicación extra en su vida y asegura que nadie aceptará, porque hasta quien más feliz se ve tiene algún problema.
La vida es dura y desafiante, no siempre, pero sí muchas veces, y eso no es algo que condicione la felicidad.
De eso se trata la trampa de la felicidad, creer que, para ser feliz, hay que estar o sentirse permanentemente feliz. Y eso no existe.