¿Cuál es tu montaña?

Adriana Marín Martín: ¿Cuál es tu montaña?.

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Tu montaña es el obstáculo entre tú y la vida
que quieres vivir. Enfrentarlo también es el único
camino hacia tu libertad y conversión
Brianna Wiest

No existe la perfección en el mundo, eso es algo natural, normal y necesario. Si no fuera así, la vida sería un caos, ya que no existiría el crecimiento. Todos tenemos algo que nos hace sentir imperfectos, inseguros, débiles, y es justamente ese algo lo que representa la gran dificultad entre la vida que tenemos y la vida que quisiéramos tener.

Tal vez por ello dicen que el mejor momento de evolución para un ser humano es cuando llega a su límite, justo en ese instante en el que se siente obligado a salir de su zona de confort, para reinventarse. Aunque algunos le llaman tocar fondo, en realidad, la crisis es en muchas ocasiones el punto de partida para un gran avance.

A lo largo de la vida las personas se encuentran frente a dificultades que no son más que obstáculos necesarios para continuar. Entonces nos toca elegir entre el autosabotaje (que común y frecuentemente nos acompaña en el día a día) y la automaestría.

Así lo señala Brianna Wiesten su libro “La montaña eres tú”, ejemplar en el que transmite de un modo muy práctico la manera en que las personas acostumbramos aplastar nuestras propias emociones y sentimientos, por culpa del autosabotaje. Lo peor de todo es que la mayoría de las veces no nos damos cuenta.

“Si existe una brecha entre el lugar donde te encuentras y el lugar donde quieres estar, si tus esfuerzos por cerrarla se topan a menudo con tu propia resistencia, tu dolor y malestar, esto casi siempre es obra del autosabotaje”, asegura Wiest entre sus páginas.

Es extraordinario saber que aquello que no permite el crecimiento viene del interior, descubrir que los impedimentos más grandes con los que nos hemos topado al ir por nuestros sueños los hemos puesto nosotros mismos. Eso es el autosabotaje, una automanipulación inconsciente que nos jala hacia abajo y no nos permite avanzar.

La buena noticia es que se puede vencer, para comenzar tenemos que mirar los obstáculos como una montaña, y comprender que ponernos de frente a ella es el primer y único camino para transitarla y con eso alcanzar la libertad.

Para llegar al otro lado se debe emprender el camino de entrada hacia el gran avance, nada, ni nadie garantiza que será fácil. Subir una montaña es un acto que requiere esfuerzo, empeño y dedicación. Seguramente te vas a cansar, vas a sudar, habrá momentos en que pensarás en regresar hacia atrás.

Pero recuerda que esa montaña que ves de frente es un llamado para alcanzar tu propósito, y si continúas, algún día la dejarás atrás de ti, entonces, la montaña serás tú. ¿Te animas a hacerlo?

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