Capacidad de adaptación
Adriana Marín Martín: Capacidad de adaptación.
El hombre que se levanta es aún más fuerte
que el que no ha caído
Viktor E. Frankl
Aunque para algunos suene tonto he aprendido muchas lecciones de las plantas, practicar la jardinería es algo que disfruto mucho, llevo varios años cuidando lo que siembro en el pequeño espacio del que dispongo.
Dicen que la naturaleza es sabia, que el verde es vida y que si sirves a la naturaleza ella también te sirve a ti, y dicen bien. Lo único que he obtenido del tiempo que invierto sembrando, regando y podando, han sido buenos momentos de relajación, así como muchas satisfacciones cuando las flores me sorprenden con sus colores y texturas.
He descubierto lo rápido que una pequeña semilla puede convertirse en algo hermoso, si absorbe los cuidados adecuados y se le siembra en un espacio que permita su crecimiento. Hay plantas que toleran los rayos más intensos del Sol, pero demandan grandes cantidades de agua y un riego frecuente.
Los rosales son protagonistas donde se les coloque, sus colores y aromas enamoran a cualquiera, pero si no reciben atenciones específicas se arruinan con facilidad, les gusta la luz del Sol, pero los quema si les pega directo; aman el riego, pero el tallo se descompone si recibe demasiada agua. Las hierbas aromáticas son útiles, pero muy mañosas con su área, sin embargo, son perfectas aliadas contra las plagas y ciertos insectos.
Pero hay algunas especies de plantas que son como las guerreras del jardín, viven perfecto si las siembras en tierra, pero sin problema permanecen en un recipiente con agua; son las que, aunque disfrutan el riego, no decaen si olvidas acercar la manguera algunos días. Se abrazan fuerte a su entorno, y llegan a dominarlo tanto que, si alguna hierba mala las asecha, no se ven afectadas.
Ellas se adaptan al clima, conviven perfecto con otras plantas, se recuperan muy rápido del ataque de plagas, y con el mínimo cuidado permanecen verdes, frondosas, firmes y más vivas que nunca.
Me gusta pensar que esas plantas son maestros de vida, ofrecen con su existencia lecciones para recordarnos que las dificultades nos hacen más tenaces ante los embates de la vida, que todo sacrificio vale la pena y que la capacidad de adaptación es una virtud que debemos procurar.
“Valiente no es el que no tiene miedo, sino quien lo enfrenta así le tiemble hasta el alma”, es una afirmación de Walter Riso en una de las páginas de su libro “Más fuerte que la adversidad”, el cual escribió y publicó en plena pandemia.
Cuando procuras la capacidad de adaptación ante las situaciones que se te presentan descubres destrezas y virtudes que no sabías que tienes, por algo Carlos Darwin aseguró que “solo sobreviven los que se adaptan mejor al cambio”. Y tú, ¿qué tal vas con eso?