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El amor nunca muere de manera natural.
Muere porque no sabemos cómo reponer su
fuente. Muere de ceguera, errores y
traiciones.
Anais Nin

Dicen que el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta; también comentan que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana; otros cuentan que existen amores que matan; García Márquez lo consideraba tan importante como la comida.

El amor es un concepto del que se habla tanto, que en ocasiones llegamos a romantizarlo, esperamos que cuando nos toque vivirlo todo sea perfecto, que nada esté mal, que todo funcione bien, y eso es imposible.

La frase “hasta que la muerte los separe” suena perfecta en las películas románticas, historias de Disney y producciones de Hollywood, pero ¿qué sucede cuando es el amor el que muere primero?

Hay una cruel verdad acerca del amor, aunque dicen que es gratis, eso no es cierto, el precio que se paga al amar es en ocasiones muy caro, este sentimiento cuesta mucho cuando llega la ausencia, ya sea porque uno de los miembros decide marcharse, fallece, o incluso cuando sigue presente físicamente, pero con una terrible distancia emocional. Entonces quien se queda amando sufre, afrontando un gran dolor, pagando con creces todo lo que su corazón aceptó sentir.

Lo más triste de este tema es que existen muchas relaciones en las que el amor ha muerto, pero nadie hace algo al respecto, se mantienen unidos por la costumbre, por la apariencia, tal vez por la necesidad. También hay casos en los que el amor se encuentra agonizando, pidiendo auxilio, suplicando desesperado un tratamiento que pueda salvarlo, pero la indiferencia, la falta de entrega y el egoísmo se empeñan en callarlo, lo obligan a permanecer quieto, esperando el momento de su extinción.

Gaby Pérez Islas, la tanatóloga más reconocida de México, ha escrito diversos libros enfocados en las pérdidas y duelos, y en su último ejemplar se adentró en una muerte diferente, “La muerte del amor”. En sus páginas comparte casos reales de personas que han acudido a su consultorio buscando asesoría para sanar y afrontar la pérdida de un ser querido que todavía se encuentra vivo. En entrevista con la especialista y consejera le pregunté ¿por qué es importante hablar de la muerte del amor?, ella dijo: “la muerte del amor duele también, porque arrastra con ella todas nuestras ilusiones y planes a futuro. Desprende de la pared esa foto que colgaste y con la que tanto te has identificado: la casita y la familia feliz”.

Gaby aconseja que lo primero que hay que hacer ante esta situación es saber en qué estatus está tu relación; si el amor ya murió, es necesario vivir tu duelo y sanar tu ser. Si estás en una relación moribunda que todavía puede salvarse, busca la manera de mejorarla. Pero hace énfasis en algo que te quiero dejar para que reflexiones: “es importante que jamás olvides que, ya sea que te quedes con esa persona o sin esa persona, jamás te quedes sin ti”

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