|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La mayoría de los psicólogos ponen especial atención en la infancia de sus pacientes. Y es que, aunque no a todos les afecta de la misma manera, las vivencias que una persona tuvo durante su niñez determinan de algún modo su carácter, personalidad y la forma en que se relacionan con los demás.

Se conoce como heridas de la infancia al conjunto de situaciones vividas por el individuo, las cuales fueron negativas o, al menos, él las percibió de esa manera. Esos sentimientos y cicatrices se archivan en la mente de la persona, aun cuando, ni siquiera se percate de ello.

Dicen que los comportamientos depresivos, obsesivos, la ansiedad, la autocrítica, los trastornos alimenticios y los miedos infundados que se presentan en la vida de un adulto, son parte del combo heredado por algo que se experimentó durante la niñez.

El relajo empieza cuando la persona no está enterada de que conserva lesiones mentales y emocionales que no le permiten avanzar de manera adecuada en su día a día. Ha crecido con ellas y aunque no eran parte de su esencia, se ha acostumbrado a llevarlas consigo.

De allí surge la importancia de reconocer aquello que, de alguna manera, te afectó en el pasado y que te está condicionando en tu presente, de ese modo podrás realizar un trabajo emocional que te permita sanar tu interior.

La interrogante ahora es, ¿cómo se realiza ese trabajo?, ¿por dónde se inicia? No es tan fácil como sentarse un día y recordar todo lo que me pasó de pequeño para encontrar en dónde está el error.

En el libro “Tu origen no es tu destino”, la terapeuta Vienna Pharaon, habla acerca del modo en que ha guiado a sus pacientes para encontrar esas lesiones que resultan incómodas. “El trabajo comienza con nuestra familia de origen. La base a partir de la cual nos relacionamos con los demás, con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea empieza a cobrar forma en este punto”, asegura.

Entre sus páginas, Pharaon hace hincapié en la importancia de las relaciones tempranas, esas que experimentamos al inicio de nuestra vida, ya que son las causantes de todas las cosas que suceden después.

Tal vez te preguntes ¿cómo se reconocen las heridas de la infancia?, además de que se requiere del apoyo de un profesional en el área de la salud mental, puede servir de mucho saber que las heridas de la infancia son patrones que se replican una y otra vez.

Es probable que quien las sufre haya tenido algún tipo de conflicto o experiencia difícil que lo llevó a adoptar ciertas conductas, con la finalidad de sobrevivir o permanecer tranquilo. El niño acoge esos comportamientos para adaptarse al entorno en el que le tocó vivir; el adulto asume por costumbre que esos comportamientos son los que deben ser.

Aunque no eres responsable de lo que sucediócuando eras pequeño, ahora que eres adulto es tu obligación procurar tu bienestar, así que tal vez sea un buen momento para checar esas heridas. 

Lo más leído

skeleton





skeleton