¿En verdad te conoces?

Adriana Marín Martín: ¿En verdad te conoces?.

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De todos los conocimientos posibles, el más
sabio y útil es conocerse a sí mismo
William Shakespeare

Dicen que la relación consigo mismo es la aventura más importante que toda persona tiene a lo largo de su vida, también cuentan, que para lograr una relación sana y adecuada, es primordial conocer a la otra persona, pero, ¿qué pasa cuando se trata de nosotros mismos y no nos conocemos del todo?

Una vez leí que el autoconocimiento es una corriente sanadora, pues quien se conoce profundamente sabe gestionar sus virtudes y sus defectos, logrando con ello una existencia más eficaz. Pero casi nunca ponemos atención a esa habilidad, ya que damos por sentado que existe y en ocasiones la pasamos por alto, ¿alguna vez te has preguntado si en verdad te conoces?

Antes de ponernos frente a una lista de propósitos de año nuevo, tal vez deberíamos cuestionar si son esos objetivos los que sinceramente persigue nuestro ser. Generalmente nos enfocamos en lo que sucede en el exterior, y en base a ello dirigimos nuestra atención, pero abandonamos lo que alberga nuestro interior, no nos permitimos descubrir quiénes somos, qué queremos y cómo funcionamos.

Para lograr una relación sana con nosotros mismos debemos primero conocernos, y para ello hay que identificar nuestras emociones, sin confundirlas con los sentimientos. Nuestras emociones son las reacciones que tenemos frente a ciertos estímulos externos: la ira, el miedo, la felicidad, la tristeza y el amor, son las más conocidas. Por otro lado, los sentimientos son el resultado que se genera de una emoción ligada a un pensamiento.

Una vez que nos damos el tiempo de reconocer nuestras emociones, debemos aceptarlas y atravesarlas de manera consciente, este proceso es lo que comúnmente se conoce como inteligencia emocional, porque nos permite la capacidad de identificar lo que sucede en nuestro interior, para canalizarlo de un modo adecuado, guiando el pensamiento y la conducta de la mejor manera.

Conocerte en verdad es llegar al punto en el que ninguna emoción te lleve a actuar de manera impulsiva, porque al presentarse cualquier estímulo externo te tomas un momento para identificar qué emoción es la que estás transitando, la reconoces y antes de aterrizarla como un sentimiento, la pasas por el filtro del pensamiento, lo cual te brinda una mejor respuesta personal.

Claudia Osborne, especialista en autoconocimiento y desarrollo personal, escribió una frase muy interesante en su libro “Lo mejor de ti”: “Cuando pensamos, sentimos y actuamos en línea y en consecuencia con lo que somos realmente, nos sentimos conectados con nuestra esencia más pura, estamos libres de condicionamientos, y simplemente somos”.

Son unos cuantos minutos de análisis personal sobre lo que estás experimentando ante cierta situación, los que te llevan a lograr una clara imagen sobre ¿qué estás percibiendo?, ¿por qué? y ¿de qué manera podría ser mejor?

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