Las alas negras del zopilote (y II)
Carlos Evia Cervantes: Las alas negras del zopilote (y II).
El célebre profesor Santiago Pacheco Cruz, al escribir el mito del Chom o zopilote señaló que esta ave tenía un bello plumaje rematado con un penacho también hermoso. Pero Chom poseía el defecto de ser glotón. En cierta ocasión, en tiempos prehispánicos, que el rey de Uxmal preparó un grandioso banquete para honrar a los dioses. Pero el zopilote lo arruinó todo pues, junto con sus parientes, se comió las viandas. El soberano pidió a sus sacerdotes que hallaran un severo castigo para esta despreciable acción.
Tres días estuvieron aquellos sabios encerrados en el templo mayor de Uxmal deliberando; en el cuarto día llegaron a un acuerdo sobre el castigo que le darían al zopilote y sus congéneres. Los días transcurrieron con el cielo poblado por negros y espesos nubarrones y el sol apenas se podía ver. Yuum Chaak, dios del agua, demostraba con esto su cólera por el crimen cometido por Chom.
En una de esas mañanas, el rey dio la orden para que nuevamente los sirvientes colocaran en la terraza grandes platones con carnes sabrosamente preparadas. Simultáneamente y de manera estratégica, el rey y los sacerdotes se ocultaron tras las gruesas paredes del templo en espera de los malhechores. Chom y su numerosa familia sintieron los aromas de los exquisitos guisados y no se hicieron esperar. Con la mayor rapidez posible los zopilotes cayeron sobre las tentadoras viandas y empezaron a satisfacer su grosero apetito.
El soberano y los sacerdotes, quienesya estaban preparados, salieron de su escondite llevando cada uno de ellos una vasija que contenía un líquido negro y antes de que las abusivas aves pudieran huir, el monarca y sus acompañantes derramaron sobre las aves aquella mezcla especial que, con antelación, habían preparado los adivinos y a la vez, pronunciaban las palabras mágicas tomadas del libro sagrado del Mayab. Donde quiera que el líquido les caía, sus bellos plumajes se tornaban en las toscas y negras plumas que ahora tienen.
Para deshacerse de las pequeñas gotas del líquido fatal, Chom, cabecilla del acto sacrílego, emprendió rápidamente el vuelo al grado que pronto atravesó las nubes. El sorpresivo recibimiento asustó mucho a las aves y en su desesperación volaron tan alto que se acercaron mucho al sol. Entonces su bello penacho de plumas de colores oro y azul, se quemó completamente.
Chom pasó mucho tiempo lamentándose de sus quemaduras; quedó triste y apesadumbrado por la pérdida de sus preciosas plumas. Pero cuando sus heridas se cerraron se dio cuenta exacta de la magnitud del castigo: le quedaron las horribles cicatrices que hasta ahora son visibles en su cabeza y garganta. Además el zopilote fue condenado a alimentarse de cadáveres y otras cosas putrefactas, ya no de selectos manjares; en consecuencia, hoy es considerado como el ave más sucia del mundo.