Las cuevas en los tiempos bíblicos (y II)
Carlos Evia Cervantes: Las cuevas en los tiempos bíblicos (y II).
Como otros pueblos del mundo, los hebreos utilizaron las cavernas para distintos fines. En el libro “Perspicacia para comprender las escrituras”, se dice que esta gran comunidad usó las grutas para almacenar sus bienes colectivos en tiempos de conflicto con pueblos vecinos. Por ejemplo, en los tiempos de Gedeón, juez y líder guerrero, se hicieron silos en las grutas ubicadas en las montañas del antiguo Israel por ser lugares de difícil acceso y así proteger las cosechas de las incursiones de los madianitas, sus permanentes enemigos.
Hans Biedermann, especialista en simbolismo, señala que, en la tradición de la Iglesia Católica Oriental, se menciona que Juan el evangelista vivió recluido en una cueva de la isla de Patmos, Grecia, donde tuvo la visión que le permitió escribir el Apocalipsis.
En diciembre de 2022, la prensa local publicó el hallazgo de una cueva funeraria que contiene la tumba asociada a Salomé, una de las parteras de Jesús. Allí se señala que las autoridades de Jerusalén revelaron que el sepulcro descubierto tiene unos dos mil años de antigüedad y fue designado como “la tumba de Salomé”. En las paredes de la caverna se hallaron cruces, inscripciones en griego y árabe, talladas durante los periodos bizantinos e islámico los cuales indican que la capilla estuvo dedicada a Salomé. El sitio fue hallado hace cuarenta años por saqueadores de antigüedades en el bosque de Lachish, ubicado entre Jerusalén y la Franja de Gaza, lo que condujo a las excavaciones arqueológicas. Se encontró una inmensa explanada que atestigua la importancia de esta cueva funeraria, según los investigadores.
La agencia de noticias EFE publicó, a través de un rotativo local, que en la ciudad de Belén hay una gruta y de acuerdo con la tradición oral se dice que la Virgen María entró y se sentó allí sobre una piedra antes de huir a Egipto. Cuando estaba amamantando a Jesús, se le cayó una gota de leche lo que de inmediato hizo que las paredes de la caverna quedaran blancas. A partir de entonces, tanto cristianas como musulmanas, acuden al sitio para tomar el polvo de las paredes diluido en agua lo que les da el poder de engendrar hijos o tener abundante leche.
Daniel Romero Rivero cita otras creencias católicas las cuales afirman que Magdalena permaneció en Judea, pero después de 14 años de la resurrección, el repudio a los cristianos recrudeció. Entonces ella y sus hermanos, Lázaro y Marta de Betania, acompañados de cinco amigos, huyeron al territorio que hoy es Francia. Ahí Magdalena habitó en una cueva, se volvió ermitaña y pasó los siguientes 30 años entregada a la contemplación. No comía ni bebía; diariamente un grupo de ángeles la transportaba al Paraíso, donde escuchaba los coros celestiales que le servían de alimento físico y espiritual.