Mogao, el esplendor budista en China
Carlos Evia Cervantes: Mogao, el esplendor budista en China.
Cerca de Dunhuang, sobre la Ruta de la Seda, se encuentran las 492 cuevas artificiales de Mogao que constituye una de las galerías de arte budista más sublimes del mundo. Fueron excavadas en la roca entre los siglos IV y XIV en las inmediaciones del desierto de Gobi, China. Posteriormente sus espacios interiores fueron bellamente decorados con pinturas y estatuas. Así lo publicó Brook Larmer.
Por la Ruta de la Seda fluían las telas finas, el té, el oro, las gemas y los caballos destinados a las cortes de Persia y el Mediterráneo. Sin embargo, también por esa misma vía circuló el budismo que migró desde India, especialmente en los tres primeros siglos de la era cristiana.
La historia dice que fue el monje Xuanzang quien llevó consigo desde India los textos budistas y con ellos estableció los cimientos de esta religión que se habría de extender en casi todos los países asiáticos. Este personaje, después de 16 años de peregrinación, se detuvo en Dunhuang y allí inició una de las más grandes maravillas del mundo budista, las grutas de Mogao. El sitio es como una muralla natural de kilómetro y medio de largo por 30 metros de altura, donde se cavaron cientos de grutas que los peregrinos usaron para elevar sus plegarias, ya sea de ida o de vuelta hacia sus lugares de origen. Miles de budas, de todos los colores imaginables, decoraban las paredes de las cavernas. Más de 1200 años después, las grutas Mogao sería redescubiertas, saqueadas y luego protegidas.
En la región hubo dinastías rivales, aristocracias locales, que se turnaron el dominio de las cavidades. Cada gobernante financiaba nuevas cuevas sin destruir las de sus predecesores. Cada cual más suntuosa que la anterior, decorándolas con sus propias imágenes piadosas. Con el paso de los siglos, las representaciones de los mecenas retratados fueron llenando los murales y los hicieron cada vez mayores hasta volver insignificantes las figuras religiosas hechas originalmente.
A comienzos de 1907, Aurel Stein, estudioso de origen húngaro que trabajaba en India para el Museo Británico y el Gobierno de Gran Bretaña, llegó a Dunhuang siguiendo las anotaciones del diario de viaje del monje Xuanzang. Posteriormente Stein se llevó a Inglaterra 24 cajas de manuscritos y cinco más repletas de pinturas y reliquias. Mientras que Inglaterra lo armó caballero y China lo condenó duramente. Uno de los objetos encontrados más preciados fue el Sutra del Diamante, pergamino de cinco metros de largo impreso con bloques de madera en el año 868, casi seis siglos antes que la Biblia de Gutenberg.
En 2006, la afluencia de turistas se elevó a más de medio millón. Posteriormente el acceso fue limitado a un área de 40 cuevas. Aun así, millones de visitantes asisten para contemplar estas maravillas generadas por la fe budista.