Wieliczka, el laberinto de sal
Carlos Evia Cervantes: Wieliczka, el laberinto de sal.
En la mina de Wieliczka, ubicada en Polonia, se ha extraído la sal durante más de 800 años y como resultado de esta asombrosa acción humana se ha generado un complejo laberinto de aproximadamente 300 kilómetros de galerías y 327 metros de profundidad, así lo escribió Bernard Rudofsky.
La historia de este lugar se inició en el siglo XIII y continuó en las centurias posteriores, lo que dio oportunidad a que muchas generaciones trabajaran en esos subterráneos. Conforme los mineros avanzaban, fueron esculpiendo capillas, personajes, animales y otros elementos que la cultura de cada época aportó.
Rudofsky cita al historiador Stephen Jones, quien describe este espacio subterráneo como una extensa oquedad que contenía a un pueblo entero, con casas, carruajes y caminos. Todo ello fue excavado en la sal, tan dura como la roca y brillante como cristal. El interior de la mina está formado por arcos, bóvedas y columnas de sal; como si el recinto entero estuviera hecho de puro cristal. Jones agregó que las columnas de la grandiosa cavidad parecían cubiertas de rubíes, esmeraldas y zafiros, cuyo brillo apenas pueden soportar los ojos.
Por si lo anterior fuera poco, Jones dijo que, en lugar de encontrar a los mineros pálidos y agotados, los vio todos contentos y cantando. Estaban felices en su ambiente y aparentemente preferían sus casas en las aldeas subterráneas a en la certeza de que estaban menos expuestos a calamidades que el resto de los mortales que vivían en la superficie. Por siglos, cada vez que Polonia era asolada por invasores había sufrimiento en la población. Pero en las minas, la vida proseguía como siempre. Los trabajadores y sus familias sobrevivían intactos. Además, asegura Jones, tenían escasa comunicación con el mundo de la superficie. Muchos centenares de personas nacían y sus vidas transcurrían en el interior de Wieliczka.
La historia de esta original cavidad indica que fue impulsada por Casimiro III “El Grande”. Posteriormente se generó una verdadera ciudad excavada en la sal con siete niveles diferentes y en ellos había iglesias, santuarios, estatuas y monumentos. También hubo una estación central de ferrocarril de vía angosta. Existieron varios restaurantes, un salón de baile y dieciséis estanques que animaban la vida en este laberinto.
Hoy es una ciudad turística subterránea que cuenta con un cine, un restaurante, una tienda de recuerdos, salas de conciertos y pista de baile. Se ha instalado desde hace mucho tiempo como un sanatorio con servicio hospitalario, porque el ambiente es especialmente bueno para los asmáticos.
La mina es visitada por 800 mil turistas al año, quienes hacen un recorrido de sólo 3.5 kilómetros.
En 1978 las minas de sal de Wieliczka fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ¡y aún se sigue produciendo allí sal de mesa