Rituales funerarios de los toraja

Carlos Evia Cervantes: Rituales funerarios de los toraja.

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La isla Sulawesi o Cébeles, que actualmente está regida por el Gobierno de la República de Indonesia, tiene una población total que se estima en 18 millones 455 mil 058 habitantes. En algunas regiones de la ínsula viven los pueblos toraja, cuyas costumbres funerarias son motivo de atención mundial. Así lo afirmó Jacques Sorel en 1976.

Para los toraja, morir no es precisamente un hecho trágico, sino que es la transición de una forma de vida física a otra anímica o espiritual. En sus ceremonias fúnebres, en las que se mezclan la alegría y el pesar, se festeja la continuidad de la vida espiritual del difunto y se llora la ausencia de la persona querida. Los toraja relacionan a sus fallecidos con el mundo subterráneo, idea que se repite una y otra vez tanto en las creencias arcaicas como en las grandes religiones modernas.

Al morir un toraja, se le aplican al cadáver aceites y bálsamos vegetales a fin de lograr su preservación durante el mayor tiempo posible. Una vez hecho esto, se coloca su cuerpo en la habitación más oscura de la casa. Las familias mantienen y cuidan a los cadáveres de sus seres queridos como si estuvieran enfermos. A partir de entonces pasan muchos meses antes de que se efectué el primer rito fúnebre: la fiesta del muerto, que dura varios días y constituye una auténtica celebración en todos sentidos.

En esta ceremonia participan familiares y amigos, incluso simples conocidos, que llevan diversas ofrendas para contribuir con los ritos. Se festeja y llora al difunto con cantos y danzas acompañadas de generosos los banquetes. El cuerpo es expuesto por primera vez al aire libre y luego vuelven a llevarlo a la misma habitación donde estaba y allí pasará varios meses más, o hasta un año, antes de que se realice una segunda ceremonia con un rito similar. Pero en esta segunda ocasión se envuelven los restos mortales con un paño especial y cuando se trata de un personaje importante, el cadáver se coloca en un féretro en forma de canoa.

Cumplido lo anterior, se inicia el cortejo de los deudos en dirección a una gruta natural o excavada a propósito. Allí se deposita el cuerpo del difunto quien, protegido por sólidas paredes de la cavidad, suponen que ya está en condiciones de emprender el gran viaje hacia el reino del más allá. Al mismo tiempo, se colocan en la entrada de las cavidades unas esculturas talladas en madera, pintadas de colores, que tienen mucha semejanza con el difunto; estas estatuas, llamadas tau tau, tienen la función de cuidar la tranquilidad en la tierra de los toraja.

Las cuevas, las estatuas y los rituales son parte de la cosmovisión de los toraja y que, de acuerdo con fuentes recientes, todavía se conservan entre los habitantes actuales.

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