Una historia de amor en una cueva de China

Carlos Evia Cervantes: Una historia de amor en una cueva de China.

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En 1950, en una gruta del condado de Jiangjin, en la sureña municipalidad de Chong Qing, en las lejanas tierras de China, se dio una nueva versión surrealista de Romeo y Julieta, posteriormente captada por el diario Chinese Women Weekly. Así lo publicó Edgar Rodríguez Cimé.

Liu Guojiang, un joven soltero de 19 años, se enamoró de una madre viuda de 29 años llamada Xu Chaogin. En un escenario digno de Romeo y Julieta, de Shakespeare, parientes y amigos criticaron la relación debido a la diferencia de edades y por el hecho de que la dama ya tenía hijos. En esa época en China, era inaceptable e inmoral que un hombre joven amara a una mujer mayor. Para evitar las habladurías y el desprecio de sus comunidades, la pareja decidió fugarse e irse a vivir a una cueva del mismo condado.

Al principio la vida fue muy difícil, pues no poseían nada, ni electricidad, ni siquiera alimentos. Debieron adaptar su organismo para poder consumir frutas y raíces que encontraban en la montaña. El joven Liu construyó una lámpara de kerosene que usaban para iluminar sus vidas. La señora Xu sentía que había comprometido a Liu y repetidamente le preguntaba si estaba arrepentido. Liu siempre le respondía que mientras sean laboriosos la vida habría de mejorar.

En un acto de extremo amor a su compañera, en el segundo año de vivir en la montaña, Liu comenzó a tallar una escalera para que su esposa pudiera bajar con facilidad. En esas condiciones muy precarias la pareja vivió en paz, alejada del mundo, por más de 60 años. Pero, en junio de 2010, Liu, siendo un anciano de 80 años, colapsó al regresar de sus labores. La señora Xu, entonces de 90 años, abrazó a su amado esposo, se sentó y rezó unas oraciones por él mientras moría en sus brazos. Xu pasó varios días lamentando la partida de su esposo mientras tocaba el ataúd del fallecido y miraba al cielo.

Posteriormente, un grupo de aventureros que estaban explorando el bosque, se sorprendieron al encontrar a la pareja y los más de 6,000 escalones hechos a mano. Liu Ming Sheng, uno de los siete hijos de la amorosa pareja, dijo: “Mis padres se amaban tanto que vivieron aislados durante 60 años y nunca estuvieron separados ni un solo día. Él hizo más de 6,000 escalones en la montaña para la comodidad de mi madre”.

El Gobierno local chino ha decidido preservar la singular escalera, así como la cueva que fue el humilde hogar en el que Xu Chaogin y Liu Guojiang vivieron durante tanto tiempo. El lugar, al parecer, fue convertido en un museo y monumento, para que su amorosa historia pueda servir de ejemplo a la actual sociedad deshumanizada, concluye Rodríguez Cimé.

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