En numerosas áreas de Australia la cultura autóctona ha dejado manifestaciones de gran interés en las paredes rocosas de las cuevas. Pinturas rupestres en las que predominan las representaciones de la figura humana y de animales. También se pueden observar imágenes difíciles de identificar, mismas que siempre han estimulado la fantasía de los estudiosos, tanto por su complejidad como por la dificultad para interpretar su significado. Así lo escribió Massimo Centini.

Los lugares donde se pueden encontrar estas pinturas son numerosos y todavía quedan muchos por descubrir a los occidentales, porque los pueblos originarios los conocen desde siempre. Las manifestaciones rupestres australianas más antiguas se hallan en la zona de Pilbara, en la parte oriental del continente, y tienen una antigüedad de cerca de 26,000 años. Del mismo período son las gráficas de la caverna de Malangine, que se encuentra al sur, hacia el Océano Índico. También en este caso se trata de obras muy interesantes, en las que predominan dibujos de difícil interpretación que representan quizá a personajes y criaturas misteriosas del mítico tiempo de los orígenes. Un tiempo que aún subsiste en los mitos.

En Mount Agnes, en el noroeste de Australia, son visibles las extrañas representaciones híbridas formadas por la unión de la figura humana con un cuerpo de rapaz, un águila o un halcón, que invocan la existencia de seres misteriosos, quizá divinidades del tiempo de la creación. Hay otro estilo de arte rupestre, al que se le ha llamado de “rayos x”, mediante el cual se trata de representar no sólo lo que se ve en una figura, sino también su anatomía interna. Las manifestaciones de este estilo los nativos se las atribuyen a sus antepasados reales, lejanos o próximos y no a los ancestrales.

Al observar los motivos artísticos de los australianos, nos encontramos con un complejo simbólico muy estructurado, producto de la milenaria cultura y donde lo sagrado desarrolla un papel fundamental. Las manifestaciones rupestres se encuentran en el interior y a veces en el exterior de las cuevas. Pueden estar organizadas en estructuras decorativas que también se hallan presentes en los objetos cotidianos. A veces son dibujos laberínticos realizados con arcillas naturales que ha interesado a los observadores de todos los tiempos.

Ante el corpus del arte rupestre siempre surge la pregunta sobre quiénes fueron los artistas originales de estas manifestaciones gráficas que ahora intrigan a los científicos contemporáneos. Centini afirma que fueron personajes que hoy son denominados chamanes, agentes que median, a través del mecanismo del rito, entre los humanos y los espíritus, entre la vida y la muerte, entre lo natural y lo mágico. La motivación para pintar en el interior de las cavernas fue la de generar un lenguaje especial, pero compartido por la comunidad, para que pudieran comunicarse con las deidades, concluye Centini.