Las cuevas del río Pinturas (I)

Carlos Evia Cervantes: Las cuevas del río Pinturas (I).

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En la provincia argentina de Santa Cruz se encuentra el hermoso valle del río Pinturas. El área posee un árido paisaje y es atravesado por el cauce del río mencionado. La Patagonia, meseta desértica que se extiende entre el Océano Atlántico y la cordillera de los Andes, está casi siempre asolada por fuertes vientos y no ofrece guarida a sus habitantes. Por eso, el cañón del río Pinturas se yergue como un refugio propicio para el desarrollo de las precarias culturas de los pueblos originarios. Así lo escribió Diego Rueda.

La erosión constante ha dado a ese profundo y estrecho cañón una fisionomía que se asemeja al Gran Cañón de Colorado, aunque en menor escala. Luego de descender unos 600 metros por empinadas laderas, se llega al cuerpo de agua del río Pinturas. Su curso de agua límpida y fría serpentea por un lecho conformado por las arcillas pardas y la escasa vegetación. Una vez cruzado el río, se llega a una ladera del cañón que cierra el paso creando una sensación de protección y respeto. En su parte inferior, entre repisas y pequeñas cuevas se encuentra, casi inalterado por la acción del tiempo, el maravilloso corpus del arte rupestre de una cultura milenaria.

A lo largo de cientos de metros se despliegan verdaderos murales sobre la piedra, representando un sinnúmero de manos impresas, figuras de animales típicos de la zona e indescifrables motivos. Las manos están pintadas en variados colores: rojo, blanco, ocre y negro. La mayoría fue lograda por la técnica del negativo, o sea, cubriendo la roca con una mano y solo aplicando pintura en la piedra alrededor de la extremidad.

La belleza de los dibujos va en aumento hasta culminar en la cueva principal, que ha sido nombrada “Cueva de las Manos”. Ésta fue estudiada por primera vez en el año de 1949, pero no se lograron resultados relevantes. Más tarde, en 1952, el Dr. Oswaldo Menghim realizó un estudio serio y sistemático delas distintas formas del arte patagónico, clasificándolo en siete categorías. El resultado fue que el arte rupestre del río Pinturas fue el más antiguo.

Más adelante, en 1970, un grupo de arqueólogos dirigidos por el agrimensor y arqueólogo Carlos Gradin realizó un exhaustivo estudio que realmente logró valiosa y abundante información. Las conclusiones obtenidas se resumen en la hipótesis de que las pinturas pertenecen a tres períodos distintos de la misma cultura indígena. Durante una excavación se obtuvieron restos de un fogón prehistórico en el cual había trozos de pigmentos minerales. Los indios utilizaban dichas substancias para elaborar las pinturas mezclándolas con aglutinantes orgánicos tales como la orina, la sangre y la grasa animal. Los depósitos fueron cuidadosamente fechados por el método del radiocarbono, detectándose la fecha más antigua alrededor de 7,000 años antes de Cristo. (Continuará).

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