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Mientras las potencias sacan sus armas y hacen realidad en la invasión rusa a Ucrania la mecha encendida del genocidio y la muerte, los efectos en un planeta que apenas va superando el Covid y ahora enfrenta la viruela del mono, empujan a la humanidad a tocar un fondo que es necesario para un reinicio basado en hacer las cosas diferente.

En el sector de los alimentos –rápidamente alcanzado por las decisiones políticas que parecen exigir ser dramáticamente en sentido contrariohay una oportunidad para convertir las crisis en oportunidades. Cada vez hay una mayor demanda de comida y no toda se consume, pero al mismo tiempo se tienen que talar árboles para destinar esas superficies al cultivo de productos agrícolas.

“La expansión causada por el aumento de la demanda de alimentos intensivos en el uso de la tierra, como la carne de vacuno, es la principal causa de la deforestación, especialmente en América Latina y el Caribe, donde aproximadamente el 80 por ciento de la deforestación de los bosques tropicales está vinculada a ello”, refirió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el documento “Prosperidad libre de carbono”.

No solo es la guerra, ni el fuego en medio oriente que asesina la supervivencia. En el mundo se produce un 50 por ciento más de alimentos de los que se consumen, pero se desperdician; al mismo tiempo casi mil millones de personas pasan hambre, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Vida Silvestre. Tirar alimentos le cuesta a la economía 940 mil millones de dólares al año, que se traduce en: la destrucción del bosque, desviación del agua de los ríos, degradación del suelo y pérdida de biodiversidad, según el WWF.

Pero es dentro de los mismos bosques donde es posible generar ingresos económicos y que las comunidades que viven en ellos los aprovechen en sí mismos. En México un ejemplo del aprovechamiento del bosque para generar ingresos sin recurrir a la deforestación, y que cada vez ha tomado más fuerza, son los tours que se dan en Tlaxcala para ver las luciérnagas entre junio y agosto de cada año. Una vez más, el turismo comunitario, como se intenta arraigar en algunas zonas de la Península de Yucatán, abre rendijas de esperanza para cambiar el rumbo.

Otra actividad es la visita a los bosques del Estado de México y Michoacán para apreciar la mariposa monarca, aunque se ha visto afectada por la delincuencia organizada, situación que en la zona sureste, particularmente en Quintana Roo, es una amenaza viva.

Las tierras forestales no suelen estar protegidas de manera adecuada, así que la deforestación para el pastoreo u otros fines agrícolas se convierten en abusos sin penalización y en caso de que estén resguardados, frecuentemente se carece de mecanismos concretos de aplicación. Ante ello, el BID propone que los gobiernos presten más atención a sus regulaciones e incluso impongan castigos monetarios. Garantizar la paz, aprovechar adecuadamente la naturaleza y avanzar tecnológicamente en el sector salud, son parte de la plataforma que puede sostener un giro de 180 grados que parece exigir el fondo que está tocando la humanidad, con alarmas por todas partes, que en realidad son portales para atreverse a actuar diferente y reconciliarse con el planeta.

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