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Me quedo con las buenas noticias y las invitaciones a la solidaridad, más allá de los fríos números de organismos que parecen distantes. Alertando que la inflación amenaza con convertirse en “un tren desbocado”, el Fondo Monetario Internacional instó a los dirigentes políticos a mantener la lucha contra el aumento de los precios, incluso si esto significa “más dolor” en un momento de extraordinaria turbulencia económica.

La economía mundial “ha sido golpeada por un shock tras otro”, señala el organismo: la pandemia de coronavirus, la invasión rusa a Ucrania y el aumento de la tasa de inflación. Sin embargo, controlar el aumento de los precios debería tener prioridad. “Si no restablecemos la estabilidad de precios, socavaremos las perspectivas de crecimiento”, aseguró el FMI antes de agregar: “No podemos permitir que la inflación se convierta en un tren desbocado: sería malo para el crecimiento, malo para las personas y malo especialmente para los pobres”.

La Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales han estado elevando las tasas de interés para tratar de controlar la inflación, pero los costos de endeudamiento más altos afectarían el crecimiento económico, dando espacio al nuevo exhorto a las autoridades políticas a moderar su gasto y tratar de aliviar las cargas. “Cuando la política monetaria pisa el freno”, declaró, “la política fiscal no debe pisar el acelerador”, recetó el FMI.

Los gobiernos, muchos de ellos ya muy endeudados, como la IP, después de luchar contra la pandemia deberían centrarse en ayudar a los más vulnerables en momentos de escasez de alimentos y de costos extremadamente altos de los energéticos, y no en programas de gasto más amplios, planteó el Fondo, en un ejemplo de que las recetas ya no son tan fáciles, necesariamente incluyen la parte humana.

La economía de Latinoamérica ha mejorado más de lo previsto en 2022 y atraviesa un buen momento, pero los niveles de crecimiento son similares a los de hace más de una década y no se avizoran buenos vientos para el 2023, insistió el Fondo.

La región aún sigue lidiando con los efectos de la pandemia y la invasión rusa, y ahora enfrenta un tercer shock: el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.

La buena noticia, dijo el FMI, es que para finales de este año se prevé un crecimiento del 3.4%, un 1% mayor al previsto a comienzos de 2022, aunque México disminuirá su Producto Interno Bruto del 4.8% en 2021 al 2.1% en 2022 y a 1.2% en 2023.

Entre una danza de números en la que más que advertencias veo oportunidades, el FMI prevé que el valor de la economía mexicana será de 1.42 billones de dólares este año, en tanto que la española valdrá 1.39 billones.

Es decir, todos los bienes y servicios que producirá México a lo largo del 2022 serán más valorados por el mercado que los generados por España. Eso se debe, en parte, a la depreciación del euro frente al dólar y la estabilidad del peso mexicano. Pero no se había visto en dos décadas. México va a colocarse en la posición 15 del ranking de las economías más grandes del planeta este año, tras desplazar a España al lugar 16.

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