El sonido de la libertad
Carlos Luna: El sonido de la libertad.
Pandemia, guerras y cambios basados en los problemas de la humanidad que pueden, después del horror de enfrentar la verdad, abrir el camino para un mundo diferente. Esa humanidad que se niega a dejar de viajar o a rendirse y que tiene la fortaleza de mirar y actuar en vez de voltear la vista para otro lado.
A raíz del próximo estreno del filme “Sonido de Libertad”, el actor Jim Caviezel compartió en una entrevista todo lo que descubrió sobre el abuso y la trata de personas al hacer esta película.
El actor de “La Pasión de Cristo” aseguró que traficantes venden una sustancia llamada adrenocromo que se genera cuando un niño sabe que está a punto de morir. La recolectan a través de una jeringa, picando a los infantes en la médula espinal.
“Cuando un niño sabe que va a morir su cuerpo segrega adrenalina. Es el peor horror jamás visto. El niño está aterrorizado y grita, aumentando así la cantidad de adrenalina que fluye por su cuerpo”, comentó.
“El Sonido de Libertad”, dirigida por Alejandro Gómez Monteverde, se estrenará el 30 julio en México y su finalidad es inspirar a las personas a tomar medidas para terminar con el abuso infantil y la trata de personas, pues el cineasta asegura que ya se ha superado el tráfico de armas, aunque sabemos que en México es una de las principales quejas respecto a Estados Unidos, capital mundial de los tiroteos.
“A través de esta poderosa experiencia cinematográfica, nuestro objetivo es amplificar el creciente movimiento para exponer esta atroz violación de los derechos humanos e inspirar a las personas a tomar medidas, ayudando a sus comunidades a poner fin a esta esclavitud moderna de una vez por todas”, dijo Neal Harmon, CEO de Angel Studios.
La película está protagonizada por Jim Caviezel, Eduardo Verástegui, Gerardo Taracena y Mira Sorvino.
Con frecuencia la realidad supera la ficción. Se supo que el papa Juan Pablo II, después de ver “La Pasión de Cristo”, lamentó: “así fue”.
La etapa en que se encuentra el entorno social, es de darse cuenta del impacto del alcoholismo y todo lo que hay detrás, para que al no estar guardado bajo la alfombra, salga a la luz y pueda enfrentarse el horror, superarlo y llevar la inspiración de la recuperación a otros ámbitos de la humanidad lastimada.
Por eso el dolor de las víctimas de los cárteles y sus familias, las desapariciones, las tragedias ocultas, pueden, sin duda, ir más allá de una película y convertirse en verdaderos sonidos de libertad.
La Península no está exenta de los riesgos, lo hemos visto ya en Quintana Roo, aunque Yucatán parece estar todavía blindado por sus fortalezas sociales, es momento de abrir los ojos y percatarse que para enfrentar y superar las miserias que aquejan a la humanidad no hay fronteras ni muros, tampoco colores, razas o niveles socioeconómicos. Todos pueden recibir el don de la inspiración para crecer tras el dolor.
Los círculos de formación social parecen haber sido rebasados, las instituciones han visto abarrotar sus límites, los recursos parecen insuficientes, pero los más grotescos crímenes en realidad no están tan lejos, y de admitirlos, enfrentarlos y trascenderlos, puede depender una verdadera libertad.