Siempre se vuelve a Buenos Aires
Carlos Luna: Siempre se vuelve a Buenos Aires.
Una hermosa canción de Astor Piazzola refiere un símbolo del turismo latinoamericano: “Siempre se vuelve a Buenos Aires”, a buscar esa manera melancólica de amar.
He aquí un ejemplo del porqué. “Cuando cae el Sol, un jardín secreto y mágico aparece en el corazón de Buenos Aires. Entre árboles, plantas y flores, algunas de ellas únicas en su especie, las estatuas cobran vida. Mariposas de colores y luciérnagas salen de la oscuridad para custodiar el sendero hacia un tesoro oculto que dejará con la boca abierta a quien lo descubra”.
“Secret Garden” (Jardín Secreto) es una muestra lumínica a cielo abierto, la primera de su tipo en Latinoamérica, que propone un ingenioso recorrido nocturno por el Jardín Botánico de la capital argentina, un oasis de la naturaleza entre dos avenidas muy transitadas y custodiado por torres de apartamentos, según publicó AP.
“El jardín abre sus puertas de día y en esta oportunidad nos abre su corazón de noche para esta muestra”, explicó Julieta Fazio, directora ejecutiva de la productora local 6 Pasos, a cargo del proyecto. “Ver un juego mágico de luces y colores y sonidos que te acercan a un mundo místico y te van llevando por distintas sensaciones”.
Apenas se atraviesa el umbral, una música tenue amortigua la contaminación auditiva de las bocinas de autos y buses para iniciar un viaje conceptual por 17 espacios en los que se mezclan la naturaleza, la música, los astros, el arte, el amor y la reflexión.
Un reflector de luces azules recrea un fondo marino sobre un suelo rocoso en la estación “Aqua” que da inicio al recorrido. Más adelante, una decena de mariposas artificiales iluminan con luces led una fuente con especies acuáticas.
El sendero se adentra en la oscuridad hasta que una luna radiante emerge de las entrañas de la tierra. Pequeñas luces que se prenden y apagan simulan estrellas fugaces. La réplica del astro es el mayor atractivo del “Secret Garden” y, por ello, foco predilecto para autorretratos con teléfonos móviles.
La muestra original comenzó en Londres como una forma de atraer visitantes al Kew Garden durante el frío invierno europeo y luego se replicó en París, Berlín, Frankfurt y Barcelona, entre otras ciudades.
La idea se trasladó al Jardín Botánico de Buenos Aires -diseñado hace 125 años por al arquitecto y paisajista francés Carlos Thays- justo en coincidencia con el inicio del invierno en Sudamérica. La muestra se extenderá durante un mes.
En el trayecto, los sentimientos afloran con un corazón gigante que late e ilumina de rojo los arbustos que lo rodean. Frases alusivas al amor aparecen escritas con carteles de neón de distintos colores y clavados en el césped, que son la atracción de los más jóvenes para publicar en sus redes.
La muestra invita a reflexionar sobre la existencia con una réplica de la obra “El pensador”, de Auguste Rodin, hecha con un muñeco inflable sin rostro que irradia una fuerte luz. Y luego deleita a los visitantes con una danza de estatuas, hecha con efectos lumínicos, al compás de la sinfonía de Beethoven.
El hechizo del “Secret Garden” se rompe tras atravesar un túnel de enredaderas. Del otro lado, las bocinas y las luces de la ciudad dan la bienvenida a la otra realidad.