“No lo duden, esto es seguro”
Carlos Luna: “No lo duden, esto es seguro”.
Confío en que un mensaje de paz, universal, aplique también en nuestra tierra.
“Escribo este mensaje detrás de los altos y fríos muros de una prisión”, decía el discurso de Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz 2023. “Soy una mujer de Medio Oriente y vengo de una región que, a pesar de su rica civilización, ahora está atrapada en medio de la guerra, el fuego del terrorismo y el extremismo”.
“Confío en que la luz de la libertad y la justicia brillará intensamente en la tierra de Irán”, dijo. “En ese momento, celebraremos la victoria de la democracia y los derechos humanos sobre la tiranía y el autoritarismo, y el himno del triunfo del pueblo en las calles de Irán resonará en todo el mundo”, leyeron sus hijos gemelos recientemente en Estocolmo.
“El pueblo iraní desmantelará la obstrucción y el despotismo por medio de su perseverancia. No lo duden, esto es seguro”, añadió.
Ningún castigo la ha detenido, sentencias de prisión y los más de 150 latigazos que le han impuesto. Cuando Mohammadi necesitó atención médica recientemente, le dijeron que la llevarían a un hospital con la condición de que usara un hiyab. Ella se negó y finalmente la llevaron a otro centro médico.
Cuando se le ha negado todo, todavía moviliza la fuerza de voluntad y el coraje para hacer una declaración.
En sus discursos, los hijos de Mohammadi lamentaron que a su madre no se le permitiera estar presente en Oslo. “Ella debería haber estado aquí, pero los verdugos se lo impidieron. Presto mi voz a la de ella y a todas las niñas y mujeres de Irán a quienes nada puede silenciar”, dijo Kiana Rahmani en farsi al comienzo de su discurso pronunciado en francés.
Su hermano señaló que, si bien su madre se encuentra tras las rejas, “su pluma y sus pensamientos han atravesado los muros y llegaron a nosotros […] Ella y el pueblo iraní nunca han estado más oprimidos que ahora. Pero su voz nunca había resonado con tanta fuerza en el mundo. Sigamos difundiendo la reverberación para que Narges Mohammadi y el pueblo iraní algún día puedan romper sus cadenas”, subrayó.
Kiana Rahmani dijo que tenía pocas esperanzas de volver a ver a su madre. “Tal vez la vea dentro de 30 o 40 años, pero creo que no la volveré a ver. Pero eso no importa, porque en mi corazón siempre vivirán mi madre y sus valores por los que vale la pena luchar”, afirmó.
El hermano y el marido de Mohammadi informaron a los periodistas que ella planeaba iniciar una huelga de hambre en solidaridad con la minoría religiosa de la fe bahá’í en Irán.
De Irán a Yucatán, el mensaje resuena, la gente despierta a la paz a veces en medio de circunstancias difíciles, de la epidemia del suicidio y adicciones, de la falta de oportunidades, inclusión y aceptación para todos. Con perseverancia desde el aporte personal, no lo duden, lo mejor está por venir, eso es seguro.